En la década de los 60 surgió “el situacionismo” como un movimiento de vanguardia europeo que criticó a la sociedad y cultura contemporáneas inspirado en la Internacional Situacionista (IS), una organización revolucionaria de artistas e intelectuales.
La IS, una mezcla de movimientos revolucionarios de los siglos XIX y XX, propuso desaparecer la sociedad de clases por ser un sistema opresivo, y combatir el sistema ideológico contemporáneo occidental, el capitalismo y la dictadura de la mercancía.
El planteamiento central del movimiento situacionista (1957–1972) fue la creación de situaciones en la vida de las personas y ver su transformación y comportamiento, ideas basadas del marxismo, la Internacional Letrista y el Movimiento para una Bauhaus Imaginista (MIBI).
Uno de los mayores representantes de este movimiento fue el cineasta Guy Debord (1931-1994) quien fue su líder y estratega.
En 1957, Guy Debord redactó “Rapport sur la construction de situations”, documento que plantea la urgencia de cambiar el mundo con todas las formas artísticas a través del “empleo unitario” de todos los medios para cambiar la vida cotidiana.
Debord también escribió “La sociedad del espectáculo” en 1967 en el cual criticó la cultura y la sociedad de la segunda mitad del siglo XX, y se convirtió en un texto principal para la revolución de París en 1968.
Entre otros representantes del movimiento estuvieron el artista dané Asger Jorn, arquitecto húngaro Attila Kotanyi, la escritora francesa Michele Bernstein, el escritor belga Raoul Vaneigem, el pintor holandés Constant Nieuwenhuys, el escritor escocés-italiano Alexander Trocchi, el artista inglés Ralph Rumney, el artista escandinavo Asger Jorn, y a Anton Pannekoek.
Asger Jorn se caracterizó por su "situacionismo de la modificación" de piezas pictóricas las cuales adquiría para luego alterarlas. Al presentarlas, se podía observar cómo era la pintura original con el añadido que le daba un significado nuevo.
En 1962 se produjo una ruptura entre artistas y revolucionarios y quedaron excluidos del movimiento los creativos.
El situacionismo tomó al surrealismo y al marxismo como bases teóricas porque creía en la relación entre la vida y el arte, la literatura y la revolución.
El objetivo que querían alcanzar los situacionistas era transformar su realidad con un marxismo renovado con aportaciones de teóricos de la época, como Henri Lefebvre o Jean Paul Sartre, y con una estética surrealista nueva, más allá de aquella que se ve en los museos.
El movimiento se disolvió en 1972.