Camarillo, la poetisa mexicana que quedó en el olvido 

10 de Agosto de 2021 a las 09:55 hrs.

 

Desafortunadamente el nombre de María Enriqueta Camarillo pasa totalmente desapercibido en la actualidad, sobre todo entre las nuevas generaciones, pero en la primera mitad del siglo XX tuvo una gran relevancia en el mundo de las letras.

María Enriqueta es la única escritora mexicana que ha sido nominada hasta el momento al Nobel, pero esto es poco conocido porque en la historia, como le ha pasado a muchas mujeres, su lugar ha sido invisibilizado.

 

Para muestra un botón de lo anterior. Cuando uno busca en la base de datos de los nominados al Nobel de Literatura, el nombre de esta veracruzana simplemente no aparece enlistado en la categoría de mexicanos, como sí los de Alfonso Reyes, candidato en 1949 y 1958; Enrique González Martínez, en 1949, y Josep Carner, 1965, poeta catalán que se naturalizó mexicano.

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María Enriqueta Camarillo aparece sin nacionalidad en este archivo, además de que no muestra su fecha de nacimiento ni muerte, como en la mayoría de los casos, lo que refleja a la perfección el descuido general a su biografía.

El dato de que en 1951 la poeta María Enriqueta Camarillo y Roa fue nominada al Premio Nobel de Literatura, junto con Winston Churchill, ex primer ministro británico, así como el novelista venezolano Rómulo Gallegos y el filósofo español José Ortega y Gasset, parece no estar presente entre los jóvenes mexicanos.

Ese año, solo como dato curioso, quien se hizo acreedor del cotizado premio fue el escritor sueco Pär Lagerkvist.

Lo anterior solo es una muestra de cómo en vida, la también novelista, cronista de viajes, profesora y periodista se las ingenió para hacer trayectoria en un mundo dominado por los hombres durante el Porfiriato.

Su primera aparición en tinta, la cual fue publicada en la Sección Literaria del periódico El Universal, se dio el domingo 22 de julio de 1894 y resulta que María Enriqueta Camarillo firmó con el nombre de Iván Moszkowski.

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Enviar un poema para su publicación a aquel apartado dominical representaba en aquellos años una oportunidad de brillar o estar en el escenario ideal para ser víctima de malas bromas.

Afortunadamente Hastío, de Moszkowski, fue un texto que pasó la prueba y sorprendió a los lectores.

A María Enriqueta, nacida el 19 de enero de 1872 en Veracruz y quien fue educada conservadoramente como exigía en aquel momento la burguesía porfiriana, le tomó un año deshacerse de su seudónimo e iniciar su larga y fructífera carrera.

En 1922, quizás el año más productivo de su carrera, publicó las que se consideran sus dos mejores obras, la novela El secreto y el poemario Rincones románticos, cimentando un estilo que, aunque coincidió temporalmente con el modernismo, tenía más que ver con el romanticismo del siglo XIX.

 

 

 

 

María Enriqueta Camarillo se casó con el historiador y diplomático coahuilense Carlos Pereyra, por lo que su vida transcurrió entre México y Europa, principalmente Madrid, Bruselas, Lisboa y Lausana.

La vida de esta escritora es digna de analizarse y estudiarse a profundidad, pero el que quizá sea su legado más grande es el libro de Rosas de la infancia, donde recopilaba textos de autores clásicos y suyos para educar a los niños en el gusto estético por la poesía y el placer de la lectura.

A María Enriqueta Camarillo le pasó lo que a tantas mujeres artistas que hicieron grandes cosas, el olvido simplemente les alcanzó.

Falleció, según varios testimonios, ciega y en precariedad económica a los 86 años en la Ciudad de México.