El Happening surgió en la década de los 50, viene de la palabra inglesa “acontecimiento, ocurrencia o suceso”. Es toda la experiencia que parte del espectáculo, participación o improvisación.
El arte happening es la relación entre el arte y la vida. Dicha unión es abierta y efímera, ocurre una vez, se desarrolla y desaparece para siempre. Tampoco tiene un principio ni un fin.
El happening quiere llamar la atención de las personas para invitarlas a colaborar en su creación y desarrollo. Los preceptos del happening sugieren que, para provocar la participación del público, los artistas deben ser ingeniosos y amables.
Se piensa que los primeros happenings fueron jóvenes artistas neoyorquinos, como el actor y pintor estadounidense Julian Beck.
El Happening se inspiró en el surrealismo, corriente artista que buscó constantemente respuestas significativas.
Por la naturaleza del happening, las obras suelen ser en lugares cerrados o privados porque los intérpretes han sido denunciados ante las autoridades por inmorales o por atentar contra “buenas costumbres” de las familias y la sociedad.
En el happening no hay acción solo movimientos ya sean violentos o sensuales, luz y sonidos. En este arte, no hay jerarquías.
Durante la puesta en escena pueden estar a disposición de los asistentes varios objetos. El participante tiene libertad durante la puesta. Tampoco hay un tiempo determinado. El final lo determinan los intérpretes. El resultado final, lo decidirán todos los participantes.
En 1959, el creador del happening Allan Kaprow (1927-2006) llevó a cabo “Dieciocho happenings en seis cuadros”, la primera representación happening de forma pública, en la Galería Reuben en Nueva York, luego le siguieron puestas en escenas parecidas en varias ciudades de Europa.
Con la creación del happening, Kaprow criticó al sistema del arte establecido al igual que las corrientes del arte povera y fluxus.
Con esta nueva corriente, Kaprow dio prioridad a las experiencias, al espacio, a los estímulos y a la singularidad, elementos que caen en lo antiéstico, y no dan lugar a una obra estática, sino una que se reinventa siempre.
Kaprow, quien era pintor, tuvo influencia del músico John Cage para introducir la música en las puestas happening.