Sahraa Karimi no solo es la cineasta más prometedora de Afganistán, es una historia de fuerza y determinación, lo cual hace de su obra un trabajo imperdible que debe sobrevivir a los tiempos hostiles que vive este país.
Nacida el 21 de mayo de 1983 en el corazón de Teherán como la hija de refugiados afganos en Irán, su amor por el cine empezó desde una muy temprana edad, por lo que siendo adolescente, se trasladó a Eslovaquia a estudiar cine, doctorándose en Bratislava tras estrenar Light Breeze, un documental que hizo durante su tiempo como estudiante y ganó el premio al Mejor Cortometraje de Ficción en los premios Sun in a Net, los reconocimientos cinematográficos más importantes de Eslovaquia.
Cuando acabó sus estudios universitarios, ya con un importante reconocimiento entre sus colegas, llevó a cabo su primer trabajo profesional que también fue un documental, Searching for Dream, que se exhibió en el Festival Internacional de Cine de Dhaka en 2006, y tras el éxito, decidió instalarse en Kabul, la capital de su país natal, donde se metió de lleno a su trabajo, ayudando a abrir Kapila Multimedia House para promover a los cineastas independientes afganos.
A su regreso, colaboró junto a sus colegas, como Saba Sahar, una actriz, directora y activista por los derechos de las mujeres, y se propusieron reconstruir la industria cinematográfica afgana tras la caída del régimen talibán, quienes habían cortado de raíz la producción, cerrado salas de cine y destruido aquellas películas que habían caído en sus manos.
De esta manera, sacó adelante sus proyectos cinematográficos como productora y directora, brillando en el plano internacional con el documental Parlika y su película Hava, Maryam, Ayesha, este últmo, un drama sobre el embarazo y el aborto en Afganistán que se proyectó en el Festival de Venecia en 2019 con críticas favorables.
Su determinación le valió el premio a la mejor película documental en el 13º Festival Internacional de Cine de Dhaka, que le abrió la puerta en 2019 a convertirse en la primera mujer presidenta de Afghan Film desde que comenzó en 1968. Fue la única mujer en postularse para el puesto y competía contra otross cuatro hombres y fue nominada como mejor película en los premios Orizzonti / Horizon Prize.
No obstante, a pesar de su importancia y prometedora carrera en Afganistán, el regreso de los talibanes al poder en Kabul desde el pasado 15 de agosto ha puesto en riesgo su carrera y desde luego su vida, por lo que lanzó un grito de auxilio a la comunidad internacional anunciando que no solo temía por su vida, sino por cualquier atisbo de esperanza para el cine afgano, sobre todo el hecho por mujeres.
Tras el estallido de la crisis humanitaria en el país, Sahraa Karimi grabó un vídeo que publicó en sus redes sociales documentando su recorrido por las calles de la capital afgana, denunciando la persecución de las mujeres y las y los directores de cine, pero que, sin embargo, "el mundo está en silencio".
La cineasta afgana dice que salió de Kabul después de aparecer en los titulares con un carta abierta pidiendo a la gente que protegiera a los cineastas y el arte afganos de los talibanes. Y a pesar de todo, dijo que continuó filmando lo que presenció.
El 17 de agosto, Karimi comunicó a través de sus plataformas virtuales que había logrado escapar de Kabul junto a otras 11 personas, y que se encontraba refugiada en Kiev, donde ha sido acogida por el gobierno ucraniano y fue invitada a The Kyiv Summit Of First Ladies And Gentlemen, donde mandó un mensaje al mundo entero: