El barón Haussmann, prefecto del Sena entre 1853 y 1870, dirigió con gran éxito las transformaciones de París durante el Segundo Imperio bajo la protección de Napoleón III, profundizando el vasto plan de renovación establecido por la Comisión Simeón.
Las transformaciones que realizó fueron de tal magnitud, que en la actualidad hablamos de edificios haussmannianos por los numerosos edificios construidos a lo largo de las amplias avenidas que surcaban en París bajo su responsabilidad, obras que dieron a esta ciudad el rostro que actualmente conocemos.
La importancia de Haussmann radica en que estableció una política que facilitó el flujo, tanto de población como de mercancías por aire y por agua, pues estaba convencido que las teorías higienistas heredadas de la Ilustración eran más que necesarias a adoptar a raíz de la epidemia de cólera registrada en 1832.
En aquel histórico momento, dicha campaña fue bautizada y dada a conocer como “París embellecido, París agrandado, París higienizado”.
En 2023, en línea con el plan de transición ecológico "Paris Smart City 2050”, iniciado en 2014 por la firma Vincent Callebaut Architectures sobre la base del "Plan Clima-Aire-Energía" para la Ciudad de París y los Servicios Municipales de Urbanismo, dicho equipo decidió explorar, a través de nuevas herramientas de inteligencia artificial, el concepto de solidaridad climática y energética entre edificios Haussmann de inmenso consumo energético.
A través de un sensible y muy profundo análisis, Vincent Callebaut Architectures buscó preservar, de la forma más ingeniosa, el patrimonio histórico de la capital francesa.
Por lo tanto, se les ocurrió crear islas de frescura urbana repatriando pedazos de la naturaleza, la biodiversidad y de agricultura urbana en el corazón de dicha ciudad.
Luego, esto daría paso a construir el singular edificio Haussmann 2.0 con un enfoque de arquitectura bioclimática, el cual tiene como objetivo integrar las energías renovables en inmuebles construidos con materiales de base biológica (como madera contralaminada, tierra apisonada, cáñamo, piedra estructural sólida, bambú y paja), lo que le permitiría producir su propia energía y reciclar todos sus desechos para así contribuir de una forma importante a alcanzar la neutralidad climática en 2050.
El resultado de esta espectacular y futurista propuesta arquitectónica es una interesante simbiosis de la pareja humanidad-naturaleza.
Sin lugar a dudas, este deseo de inventar un urbanismo resiliente a escala humana, imaginado para y en consulta con los parisinos, podría ser parte de una nueva campaña titulada “París resiliente, París verde, París respirable”.