Es muy común que en la familia alguien cuestione la idea de hacerse un tatuaje porque son trazos que durarán toda la vida en tu piel. Pero si además, llegado el momento, tu tejido muerto cae en las manos de alguien que le dé un tratamiento embalsamador, como lo hacía a inicios del siglo XX un médico japonés que coleccionó piel de cadáveres, tu tatto podría durar no sólo toda la vida, sino también toda la muerte.
Fukushi Masaichi, admirador de las pieles tatuadas por ser una estética cada vez más difundida y desarrollada, acuñó un gusto un tanto macabro, aunque por su perfil de médico escapaba a lo morboso. Ese médico forense, nacido en 1878, se convertiría en un médico muy respetado, pero más conocido por otra cosa: coleccionó tejidos tatuados de personas fallecidas.
Médico de profesión, Masaichi se obsesionaba con la piel tatuada a través de su trabajo y de la gente que conocía. Le fascinaban especialmente los trazos de la mafia japonesa: la Yakuza.
Solía preguntar a la gente si, al morir, podría preservar su arte arrancándoles la piel. Se utilizaron dos métodos diferentes para preservar las pieles del médico: uno húmedo y uno seco. Se despegaba suavemente la piel del cuerpo y se raspaban los nervios y tejidos. Luego se estiraba para que se secara, o con el método húmedo, se conservaba por inmersión en glicerina o formalina.
No es tan morboso como uno podría pensar. De hecho, Masaichi curó una colección de arte muy respetada con este esfuerzo durante muchos años, y siempre estuvo regulado.
Masaichi a veces pagaba a sus futuros lienzos humanos u ofrecía pagar para tatuarles la piel a cambio de su tejido, una vez que fallecían, y también estableció un club donde la gente iba y admiraba el arte de los demás.
El resultado fue, en su apogeo, una colección de 2000 tatuajes preservados en todo su esplendor antes de perder la mayor parte, por los bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, sólo quedan 105 y se pueden ver en exhibición en el Museo de Patología Médica de la Universidad de Tokio, aunque no está abierto al público.