Una caída puede ser humorística (si te ocurre a los 20 años), vergonzosa (si te pasa en un ambiente sobrio y formal) o preocupante (pues cuando la gente corre a ayudarte en lugar de reírse, sabes que has envejecido). Pero con Sandro Giordano, también puede ser sublime.
Aunque caer en público la mayoría de las veces es vergonzoso, también puede ser inspirador. Es el caso de Giordano, quien iba camino a ser actor, pero al final se hizo fotógrafo.
Tras un accidente en bicicleta, en Barcelona, necesitó exorcizar el trauma de la caída. La fotografía lo ayudó a hacerlo. Tras el evento, siguió trabajando en el proyecto en curso In Extremis, donde recrea con maestría las caídas de la gente común en el cine, en un hospital, en la peluquería o en una imaginaria escena de suicidio colectivo, con mucho ingenio, humor e ironía.
Estudió escenografía en Roma y, después de graduarse, comenzó estudios como actor. Pero su aventura con la fotografía comenzó en 2013, con el proyecto In Extremis. Antes de eso, no pensaba convertirse en fotógrafo. Inició un poco por diversión, pero ahora es su trabajo principal.
En entrevista para la revista digital METAL, admite que hace 10 años pasaba por el momento más oscuro de su vida y el accidente en bicicleta fue una clara señal de cómo le estaba cayendo.
“Lentamente, sentí el deseo de contar ese momento específico, el choque, para exorcizar mis caídas internas. Cada imagen cuenta una historia, y esa historia podría preocuparnos a cualquiera de nosotros. Me analizo a través de ellos y esto me ayuda a no repetir los errores que cometí en el pasado.
“In Extremis es absolutamente terapéutico para mí. In Extremis, además de terapéutico, se ha convertido en una droga. Ya no puedo vivir sin él. Si no tomo fotografías, después de un tiempo, entro en abstinencia, al igual que algunas drogas. Pero a diferencia de ellos, que provocan un placer temporal, tóxico y distorsionado, mi proyecto me llena de una felicidad nunca antes sentida en mi vida. Creo que el gran éxito de In Extremis se debe a que en estas fotos se refleja gente común y corriente, a las que doy una gran dosis de ironía. No hay nada peor que ser serio”, narra.
El trabajo de Sandro Giordano es un recordatorio de que cualquiera, de cualquier posición o ambiente, puede caer; y de que a la vida, no debe tomársele tan, tan en serio.
“Creo que chocar con cosas, resbalar por el suelo o caer accidentalmente de una escalera son consecuencias de un malestar interior que estamos subestimando. Muchas veces no tenemos la capacidad de entender que algo dentro de nosotros no va por el buen camino, pero el cuerpo nos habla, nos manda señales claras que debemos aprender a entender. Como dije, nada sucede por casualidad”, considera.
Ninguna de sus fotos muestra el rostro de los “caídos”, los mantiene en el anonimato. Ocultar sus rostros significa permitir que las personas se identifiquen con sus personajes.
“Si viéramos sus rostros, esto nos alejaría inmediatamente de ellos. Nos reiríamos de ellos con el debido desapego, sin experimentar verdadera empatía. Pero de todos modos, creo que ver a alguien estrellarse en sus narices es lo más emocionante del mundo. Basta pensar en las películas de Charlie Chaplin y El Gordo y El Flaco”, agrega.
La caída no sólo se refleja en el personaje. Como buen escenógrafo, también el contexto está caído. Hay desorden, daños y suciedad en la ubicación, los modelos. En suproceso creativo, comienza en ocasiones a construir el decorado, imaginando la posición de las modelos, cómo irían vestidas y cuáles son los accesorios que debe hallar para contar sus historias.
Cuando todo eso está claro en su mente, comienza a hacer un guión gráfico detallado en el cuaderno. Luego busca todo lo que necesita para las fotos: alquila y compra ropa, pelucas y objetos.
De sus fotografías, hay una que le agrada más: Un giorno qualunque (Un día cualquiera).
“En esa foto, la protagonista, una esposa agotada por las constantes traiciones de su marido o cansada de ser sólo la amante de un hombre casado (dejo que el público elija), decide matarlo cortándolo con una sierra y comiéndoselo. Creo que el canibalismo es el acto de amor más extremo que uno pueda imaginar”, explica Giordano.
Su proyecto se basa en un profundo concepto de la incomodidad con respecto al mundo entero. Cuenta historias de personajes agotados por un peso de vida que ya no pueden soportar, obsesionados con sus bienes materiales. Seguramente muchos podrán identificarse con esos personajes y sus historias. Sin duda, una manera de ver de otra forma lo (in)apropiado.