Sacar a Peter Pan de las páginas del cuento, juntarlo con el Año Viejo o Padre Tiempo y darle una mixtura que los haga parecer plasmados en un muro graffiteado en el East L.A., no es una tarea fácil. Más que una surrealista expresión, es una ideosincrática propuesta para llevar lo más pop de las subculturas a los círculos más cerrados y sofisticados del arte. Y uno de los principales agentes de viaje de esa ruta es Todd Schorr.
Pensar en creación artística y en las dinámicas del mercado de esos consumos culturales generalmente refería a una serie de referentes de alto calado intelectual y una sofisticación en el entramado de un mundo exquisito, salido de las cortes o los museos palaciegos. Sin embargo, desde hace tiempo, la burbuja se ha abierto a nuevas interacciones, personajes y referencias que han llevado la mitología popular y sus creaciones a un nivel de sublimación considerado refinado: el llamado lowbow, y uno de sus exponentes principales es sin duda Schorr.
El lowbow o surrealismo pop describe el movimiento underground en la escena del arte visual y plástico. Surgido en los vertiginosos años 80 en Los Ángeles, California. Reúne referencias del punk, los comics y el street art. Busca ser lúdico, más que reflexivo o solemne. Alude al sarcasmo y la ironía, principalmente, en las contradicciones inherentes del mundo.
De ahí abreva Todd Schorr: un artista más dedicado y trabajador que la mayoría de su generación. Su ética es legendaria, su producción se define por la tenaz atención al detalle y la habilidad en la técnica. Una carrera tan notable, que al verla en retrospectiva encapsula una visión única y personal de un mundo conjurado, en el que establece un atractivo surrealista mediante la creación de imágenes fantasmagóricas que hipnotizan al espectador en su ejecución meticulosamente pintada.
HP Lovecrafts Fried Seafood Cart, 1993. Todd Schorr. Foto: Todd Schorr Website
En 2018 presentó dos proyectos de alto perfil que representan una visión general de la extensa obra del artista. Uno fue el catálogo completo que reúne 30 años de trabajo, destacando una fascinación continua por un mundo en constante evolución y transición. El libro está repleto de pinturas que representan una combinación de un vocabulario abstracto de dibujos animados canalizado a través de las técnicas de los viejos maestros.
La otra fue una exposición del tamaño de un museo que comenzó en la costa este de Estados Unidos. Un evento con un gran atractivo que rompió récords de asistencia debido a sus imágenes profundas, atractivas y esclarecedoras.
Todd Schorr igual hace aparecer a Los Jinetes del Apocalipsis con una técnica en sus trazos que hacen pensar a los clásicos que pinta a un Einstein caricaturizado, en su versión Pitufo, recogiendo hongos por un bosque repleto de estas imágenes que alteran la percepción.
Liquid Universe, 2016. Todd Schorr. Foto: Todd Schorr Website
En la exposición retrospectiva que se tituló MOCA Virginia, se pudo ver las influencias del artista, pues fue una selección de obras prácticamente autobiográficas.
“Los curadores querían centrarse en obras que sentían que eran autobiográficas de alguna manera. Esto puede aparecer en pinturas basadas en influencias visuales tempranas, como dibujos animados, películas de monstruos, cómics, etc., o en obras como The Amphibian Frontier y Lessons in Ballyhoo, que se basan en experiencias vividas”, señaló Schorr a la revista Juxtapoz.
“Estoy realmente por todas partes con temas, ya que estoy en tantas cosas diferentes en un momento dado. Sin embargo, vuelvo a temas con los que tengo una fascinación especial, como la evolución humana y cómo se relaciona con todos nuestros muchos comportamientos y obsesiones variadas”, dice sobre sus recurrencias e inspiraciones.
Todd Schorr es un artista que no sólo vale la pena revisar, sino que nos permite reflexionar si debe seguir desdibujándose esa barrera entre el llamado arte culto y la cultura pop.