La intensidad con la que Guillermo Arriaga escribe, es palpable en cada palabra; en cada uno de sus libros y en cada uno de sus guiones.
Escritor, productor y director de cine mexicano, ha ganado en el festival de Cannes a mejor guión, por los Tres Entierros de Melquiades Estrada (2006) y el Premio Alfaguara en 2020.
Arriaga muestra en Salvar el fuego lo que ha formado parte de su vida y es parte de él. Su apreciada colonia Unidad Moderna en Iztapalapa, sus vivencias en el norte de México, su experiencia con las garrapatas o su manera de amar y ver el sexo.
Salvar el fuego (2020), ganadora del Premio Alfaguara. Foto: Cortesía
En entrevista con FAHRENHEITº Magazine, el guionista de Amores Perros, Babel y 21 gramos, confiesa que aunque no estaba seguro de escribir esta novela que lo hizo ganador del Premio Alfaguara, finalmente no tuvo más que sucumbir a su instinto.
“Fue una novela que fue creciendo dentro de mí a lo largo de los años, no estaba seguro si debía escribirla o no, siempre hay severas dudas si tal o cual historia merecen cuatro o cinco años de tu vida. Elegir la historia es un paso importante, significa un matrimonio con personajes, con estructuras, con narrativas a lo largo de un periodo extenso. Sin embargo, este no es un proceso racional, sino producto de la intuición. Por eso cuando escribo no tengo idea de quienes son los personajes, ni cual es la estructura y mucho menos cuál será el final. Eso me gusta descubrirlo poco a poco mientras la escribo, de alguna manera son los personajes los que te dictan el camino”, explicó.
Añade que la posibilidad de que alguien más vea esta novela como una serie, película u obra de teatro es algo emocionante, aunque no trataría de involucrarse, para ser ahora el espectador de lo que en su cabeza no dejó de crecer.
Identificado con cada uno de sus personajes, Guillermo Arriaga nos comparte su gusto por la música y la inspiración que Jimi Hendrix y Led Zepellin causaron en él de joven, pues cuando los escuchó por primera vez, buscó crear obras con esa capacidad de improvisar, de búsqueda y de pelear nota por nota.
“También ejerce sobre mí una enorme influencia la música norteña, Cornelio Reyna, Ramón Ayala, y luego Los Tigres del Norte, me vinculan con el desierto, con la gente del Norte con la que he convivido, ejidiatarios, rancheros, vaqueros. Cuando escribo también escucho a Manu Chao, su alegría contagiosa me ayuda a motivarme, es enorme músico, Manu”, añadió.
Admirador de sus padres, hermanos, amigos, colegas, su esposa Maru y sus hijos Mariana y Santiago, Arriaga no encuentra límite cuando termina un libro o guión, al contrario, la dedicación y rigor en su trabajo como artista son fundamentales.
“Trato de forma casi inmediata empezar otra obra, escribir una película, u otra novela, aunque debo dedicar un tiempo en pensar en la promoción, la cual puede resultar agotadora. Ahora que gané el Premio Alfaguara, y que por la pandemia no pude viajar a la gira por América Latina, España y Estados Unidos, tuve que trabajar doce horas diarias (…) Hay que comprometerse a llevar el libro hasta el último rincón, además, algo importante, yo represento el trabajo de muchísimas personas”, resaltó.
Fanático de los antojitos mexicanos como los tacos, tlayudas, huaraches, gorditas, tacos de canasta y pambazos, Arriaga dice estar orgulloso de cada película en la que ha estado involucrado y enormemente privilegiado de haberlas realizado junto a personas que admira como Robert Elswitt, John Toll, Omar Rodríguez, Hans Zimmer, Peter Gabriel, Chema Yazpik, Charlize Theron, Jennifer Lawrence y muchos más.
“Si algún don quisiera tener es el que mis hijos dijeran que soy un gran padre, que mis padres dijeran que fui un gran hijo, que Maru diga que soy un gran esposo, que mis hermanos digan que soy un gran hermano y que mis amigos digan que soy un gran amigo”, concluyó.
Guillermo Arriaga. Foto: Cortesía