El artista David Altmejd explora, a través de las esculturas que crea, la constitución y desintegración del yo de una forma cautivante al desdibujar tanto el interior como el exterior de las personas y los objetos.
El trabajo de este canadiense, de 48 años, se centra en la figura humana que, desde su visión, no solo incluye el cuerpo sino también la mente, la imaginación y el alma, sin mencionar las formas en que se percibe y se siente el mundo material a través de dichos canales.
Debido a esto, cada una de sus obras surge de una continua relación intuitiva con la gran variedad de materiales con los que suele trabajar, entre los que se encuentran la arcilla, la espuma, el espejo, el cuarzo, la resina y el cabello tanto sintético como humano.
Altmejd jamás crea dos esculturas iguales, incluso cuando parecen abordar temas relacionados ya que para él la individualidad de su obra es crucial.
Su recorrido por el arte ha resultado, sin lugar a dudas, en una inesperada travesía, pues desde muy joven se interesó por la ciencia y la geología, así que jamás se le ocurrió que terminaría siendo un reconocido artista.
Con el paso de los años, Altmejd se dio cuenta que en el arte podía explorar todo aquello que tanta curiosidad le daba, así que estudió esto en la Universidad de Quebec y luego un posgrado en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Así, los primeros trabajos de David Altmejd reflejaban un profundo interés en la capacidad de la escultura para evocar vida y energía.
No fue hasta principios de la década del 2000 que este artista encontró su estilo al elaborar extrañísimas, pero al mismo tiempo cautivantes cabezas de hombres lobo y otras creaciones míticas, en parte hombres, en parte bestias.
De esta forma fue como se dio cuenta que materiales como el cabello sintético, yeso, epoxi, pintura acrílica, ojos de vidrio, cristales y joyas baratas podían evocar, de una forma más moderna y misteriosa, las esculturas de las que tanto se hablan en las novelas de terror de la época victoriana.
Pero al final, aunque la parte estética resulta sumamente importante para David Altmejd, lo importante es que estas obras puedan explorar la transformación corporal a través de la metamorfosis mítica y la decadencia mortal.