En la práctica de Katharina Grosse no existe diferencia alguna entre pintura, arquitectura, instalación, escultura y ahora el mundo digital.
Su pintura explota más allá del lienzo tradicional en paredes, exteriores de edificios, tramos de tela doblada o drapeada, tokens no fungibles, objetos e incluso del paisaje mismo.
Grosse es bien conocida por su hábil uso de la pistola rociadora para aplicar pintura sobre enormes superficies, lo que remite al arte del grafiti, pues lo que siempre ha buscado es que el espectador pueda entrar en contacto con el color, la escala y la dimensionalidad.
Las primeras pinturas que llevó a cabo Katharina fueron en la década de 1990 (muchas de ellas sin título) y a menudo presentaban un solo plano de color en el lienzo.
Fue en esa época cuando la artista decidió comenzar a pintar directamente sobre estructuras arquitectónicas, lo que dio otra intención a sus creaciones.
Solo cinco años después, alrededor de 1995, fue cuando decidió pintar secciones de las paredes de Telekomgebäude, Wesel, en rojo, azul y varios tonos de amarillo.
Más tarde, Katharina introdujo tierra y escombros en su trabajo, rociando pintura sobre las diversas superficies del lienzo, la arquitectura y el entorno circundante.
Así, poco a poco su trabajo se fue sofisticando y ella definiendo un estilo único, totalmente diferente a lo que los otros artistas estaban haciendo.
NFT Number One, el cual está basado en la muestra IT WASN’T US. Fuente: Katharina Grosse Instagram
Desde entonces, Katharina Grosse pinta sobre el borde de los objetos y los escenarios arquitectónicos para expandir el área en lugar de cerrarla, lo que resulta alucinante.
Recientemente esta artista decidió llevar a cabo instalaciones más teatrales en la que busca evocar telas fluidas y prismáticas que envuelven los objetos e invitan a la contemplación. Dejó lo estructurado a un lado y apostó por la suavidad del movimiento, algo inusual en su trabajo.
Si se medita un poco más al respecto, su evolución resulta totalmente natural y cautivante ya que uno no puede dejar de admirar sus obras, las cuales mantienen su colorida y siempre alegre esencia.
Pero para esta consolidada artista entrar al mundo de los NFT era la última barrera que debía cruzar y así lo hizo el año pasado con una pieza que se autodestruye de su icónica exhibición IT WASN’T US en el Hamburger Bahnhof de Berlín.
No sabemos cuál será el siguiente paso que Katharina Grosse dará en su trayectoria profesional, pero de lo que sí estamos (y muy seguros) es que no defraudará pues no existe iconoclasta más grande que ella.