Si le preguntátamos a Tim Prentice qué es lo que quiere hacer, nos diría que lleva años intentando concentrarse en el movimiento más que en el objeto.
Y es que hace un tiempo, el escultor cinético, fascinado toda su vida por el viento y las corrientes del aire, que nació en 1930 en Nueva York, mencionaba que el ingeniero que hay en él se ha puesto como meta minimizar la fricción y la inercia para hacer visible el aire, su lado como arquitecto quiere estudiar cuestiones de escala y proporción, mientras su parte como navegante y marinero quieren saber la fuerza y la dirección del viento para así poder comprender su forma cambiante, porque tiene fé de que el aire se mueve de forma orgánica, caprichosa e impredecible, y su trabajo debe ser igual.
After the Mobile. Fuente: Tim Prentice Sitio Oficial.
Desde muy joven y tras terminar sus primeros años de estudio, Tim se hizo un navegante de la Marina de los Estados Unidos, y tras su salida navegó por diversión por la costa este. Años más trade, Tim Prentice, tras recibir su maestría en arquitectura de Yale en 1960, fundó el galardonado estudio de arquitectura Prentice & Chan en 1965, que sentó las bases a lo que sería el resto de su trabajo.
Fue así que llegó a trabajar en un estudio en Cornwall, Connecticut para diseñar y fabricar esculturas cinéticas a gran escala, delicadamente equilibradas, pero intrigantemente complejas, que han sido encargadas para aeropuertos, hospitales, universidades, bibliotecas y más lugares públicos en todo Estados Unidos.
Ades. Fuente: Tim Prentice Sitio Oficial.
Entre sus clientes se encuentran los corporativos de American Express, Bank of America, Mobil, AT&T, Hewlett-Packard, Wells Fargo, Astra Zeneca, Samsung y Capital One.
En la última década el trabajo de Tim llegó a Suiza, Taiwán, Japón, Corea, Irlanda del Norte, Australia, Hong Kong y Camerún, además de que continúa como referente del arte destinado al estudio del movimiento.
Kineticus, the data base. Fuente: Wescover Gallery.
Actualmente, Prentice tiene más de 150 piezas en colecciones privadas, así como más de 140 comisiones públicas y corporativas. Su trabajo ha aparecido en muchos espectáculos e instalaciones grupales e individuales de alto perfil debido a la estética de sus esculturas en movimiento que están influenciadas por la más mínima ondulación del entorno.
Una ligera brisa o una corriente de aire procedente de un sistema de calefacción y refrigeración puede hacer que sus piezas ligeras de aluminio y acero se balanceen y ondulen en un ritmo silencioso, marcando su estilo permanente y único dentro del gremio. Cada pieza es única y modifica su movimiento real o implícito, dependiendo de dónde se ubique.
Varying Raddi. Fuente: Morrison Gallery.
Giran, brillan y vibran justo frente a tus ojos.
“Si hicieras una determinada pieza y la pusieras en tal o cual espacio, habría corrientes de aire en ese espacio que establecerían el aspecto final de la pieza, pero podrías tomar esa misma pieza y ponerla en otro espacio y se comportaría de manera diferente, porque el aire es diferente y el aire es el jefe ”, diría Prentice.
