Seguramente alguna vez has visto aviones con dibujos en su parte delantera, ya sea de tiburones, tigres, ballenas o águilas. A esta intervención se le conoce como “nose art” o arte en la nariz que viene desde la Primera y Segunda Guerras Mundiales.
El nose art definitivamente se originó en las fuerzas aéreas del ejército. En la Primera Guerra Mundial, los primeros aviones intervenidos fueron de pilotos italianos y alemanes quienes dibujaron una gran boca en el fuselaje, debajo de la hélice. Más tarde, los pilotos británicos y estadounidenses hicieron lo mismo con sus naves.
En este contexto, el objetivo del nose art no está del todo claro, pudo ser solo un pasatiempo, aunque pensando que si se va a la guerra se requiere de una imagen de valentía y hasta de provocación en el enemigo, de ahí los dibujos de animales feroces.
En la Segunda Guerra Mundial se desarrolló más esta corriente en aviones en los países del Eje y en los Países Aliados.
¿Quiénes hacían nose art? Durante los primeros años eran los propios pilotos quienes hacían sus diseños. En las siguientes intervenciones armadas se encargó el trabajo a artistas civiles a quienes se les pagó por su servicio.
Algunos altos mandos no aceptaron la intervención en las naves porque le restaba seriedad al ejercicio militar; sin embargo, se dieron cuenta que servía para levantar el ánimo de los elementos.
A principio de los años 40, la compañía de dibujos animales Walt Disney contribuyó al nose art con un dibujo de un tigre de bengala saltando un aro.
Los pilotos crearon apego por sus aviones y creían que un dibujo de nose art les traía buena suerte. Inclusive les ponían nombres bíblicos, de personajes alados o compuestos relacionados con la palabra “guerra”.
Además de animales, los pilotos pusieron mujeres en el fuselaje, de ahí los tan famosos dibujos de chicas pin-up semidesnudas.
En la Guerra del Golfo (Estados Unidos 1990-1991) se siguió con la tradición del arte de la nariz de una forma profesional y con patrones de camuflaje.