Daizenji, es el templo budista, que guarda una de las historias más interesantes sobre el origen del vino japonés.
Conocido como el templo de la uva, se ubica en una lareda boscosa de Yamanashi, el principal destino vinícola de Japón, donde se dan uvas y botellas de vino como ofrendas, y el monje principal es presidente honorario de una cooperativa de viñedos.
Se dice que en Daizenji, reconocido como un tesoro nacional, comenzó el cultivo de la uva, en el siglo VIII y aquí va un poco de la historia de este hermoso lugar:
Se cuenta que fue el monje budista Gyoki, quien estableció el templo, después de soñar un encuentro con Yakushi Nyorai, el Buda de la salud.
En este sueño, Yakushi sostenía un racimo de uvas, lo que inspiró a Gyoki a enseñar los fines medicinales del vino, además de una escultura que se encuentra fuera de la vista pública, pero que cuida el hermoso salón principal, a través de una copia fiel.
La pieza original decorada con pan de oro, solo se muestra al público cada cinco años y está custodiada por doce estatuas generales celestiales que también datan del Período Kamakura (1192-1333).
Dentro de los terrenos hay una multitud de artefactos impresionantes y el Buda consagrado en un altar, que fue presentado al templo hace siglos como regalo del poderoso clan Takeda que gobernó esta zona durante generaciones.
En los terrenos inferiores del templo, los visitantes pueden ingresar a uno de los edificios del recinto para ver un bonito jardín japonés donde se cultivan uvas o también se pueden encontrar con la gran Puerta Sanmon del templo que data del siglo XVIII.
Daizenji también vende sus propias uvas y botellas de vino que llevan el nombre del templo.