Cuando las escenas más imposibles de nuestra imaginación surrealista toman cuerpo a través del arte, podríamos decir que se convierten en ciencia ficción… o mejor aún, en ficciones de la ciencia. Decía el argentino Borges que la SciFi era una emulación impostora de la realidad, mientras que la fantasía de las ficciones son sublimes. Pero justo ese equilibrio entre ambos puntos está contenido en el pincel de Remedios Varo, quien llegará a fines de mes al Instituto de Arte de Chicago.
Este recinto abrirá sus puertas a partir del 29 de julio para recibir una fascinante exposición que sumerge a los visitantes en el mundo mágico y misterioso de las pinturas surrealistas de Remedios Varo. Bajo el título "Ciencia Ficciones", la muestra revela la pasión de la artista por explorar órdenes ocultos y verdades invisibles a través de su obra.
Remedios Varo, reconocida artista española (1908-1963), encontró en la literatura de ciencia ficción –de autores como Julio Verne, Arthur C. Clarke y Ray Bradbury– una fuente inagotable de inspiración. Sus pinturas parecen extraídas de las páginas de esas novelas, con protagonistas steampunk llevando a cabo experimentos alquímicos, en busca de nuevos descubrimientos y estableciendo comunión con el cosmos.
La exposición, organizada en colaboración con el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, reúne más de 25 obras representativas de la breve, pero intensa carrera de Varo, desde 1955, año de su primera exhibición en su país adoptivo, México, hasta su fallecimiento en 1963. Estas obras reflejan la singular visión de la artista, quien buscaba plasmar verdades invisibles a través de su arte.
Les Feuilles mortes, 1956. Foto: Sotheby's
La muestra también destaca el singular recorrido artístico y personal de Remedios Varo. Nacida en Cataluña, España, Varo desarrolló desde temprana edad intereses polifacéticos. Aprendió sobre Matemáticas, dibujo técnico y perspectiva lineal de su padre, un ingeniero hidráulico.
Además, su amor por la lectura, especialmente por las obras de los maestros antiguos como Hieronymus Bosch y Francisco Goya, la llevó a sumergirse en el surrealismo durante sus estudios en la década de 1920. Más tarde, en 1937, se unió al círculo íntimo de los surrealistas en París, antes de huir a México debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
En ese país, Varo encontró su verdadero camino como artista y abandonó la ilustración técnica y la publicidad para dedicarse por completo a la pintura y el dibujo. Sus obras de esta etapa reflejan la riqueza de su imaginación y la profundidad de sus inquietudes. Según los curadores de la exposición (Caitlin Haskell, del Instituto de Arte de Chicago, y la historiadora de arte Tere Arcq), Varo logró "explorar el potencial del arte para el reencantamiento material", creando superficies "cósmicas" con texturas ricas que se correspondían con las "preguntas expansivas" de su imaginación.
La exposición también revela detalles fascinantes sobre las técnicas de Varo, que la conectaban con lo espiritual y lo místico. Mediante investigaciones de conservación publicadas en el catálogo de la muestra, se descubre que la artista utilizaba incrustaciones de nácar, un material significativo en rituales chamánicos, para dar brillo a los rostros de las figuras extraterrenales en sus pinturas. Además, sus paneles estaban cubiertos de arañazos de grano fino, posiblemente realizados con cristales de cuarzo que cargaba bajo la luz de la luna y que guardaba como talismanes en su estudio.
Los símbolos místicos y enigmáticos abundan en las imágenes de Varo, donde se encuentran vagabundos solitarios, músicos místicos y científicos no convencionales. Las ideas de la artista eran tan complejas como las superficies de sus cuadros, mezclando diversas fuentes como el romance caballeresco, la ecología, el esoterismo (incluido el tarot), la crítica feminista, el misticismo y la psicología.
Para los curadores, Varo logró trascender las fronteras de lo visible y explorar la búsqueda espiritual más allá del mundo material. Sus protagonistas en busca de conocimiento se convierten en "avatares" de su propia búsqueda constante de trascendencia espiritual. Si las pinturas parecen misteriosas, es porque así lo pretendía.
Simpatía (La rabia del gato), 1955. Foto: Christie's
Como Varo misma expresó en una entrevista el año anterior a su muerte: "Propuse deliberadamente hacer una obra mística, en el sentido de revelar un misterio, o mejor dicho, de expresarlo a través de formas que no siempre corresponden al orden lógico, sino a un orden intuitivo, adivinatorio e irracional".
La exposición de Remedios Varo en el Instituto de Arte de Chicago, del 29 de julio al 27 de noviembre, es una oportunidad única para sumergirse en el universo creativo de una artista singular. Sus pinturas surrealistas nos invitan a explorar lo oculto, a cuestionar las verdades establecidas y a dejarnos llevar por el misterio y la maravilla.
Es imperdible la oportunidad de ver esta exposición de Varo, que muestra en su obra cómo se comprime en un solo producto artístico la potente imaginación de la ciencia ficción y el sublime discurso de la fantasía.