El reconocido arquitecto japonés Naoki Terada construyó en Suginami, Tokio, la que actualmente es su residencia privada.
Desde un principio, el arquitecto tuvo claro su objetivo: dar vida a un hogar donde se sintiera feliz.
Para lograr lo anterior, Terada decidió combinar colores brillantes, como el rojo y amarillo, y emplear muebles clásicos de las décadas de 1950 y 1960 cuidadosamente seleccionados para que quien entrara al inmueble se pusiera de súper buen humor.
Terada House, nombre que recibió el inmueble en honor a su dueño, es básicamente un homenaje a los colores vivos y a los objetos de diseño de plástico de los 50 y 60.
Entre los principales elementos se encuentran las sillas Tulip de 1956, de Eero Saarinen, y una gran mesa de mármol que ocupa un lugar central en el espacio abierto del primer piso.
El arquitecto también decidió diseñar un espectacular sofá modular multicolor que básicamente se convierte en uno de los principales focos de atención de la casa.
En el segundo piso, frente a una pared de color amarillo brillante, fue colocada una escultura Living Tower roja, hecha en 1969, por Verner Panton, la cual disfruta la pequeña hija de Naoki Terada cuando está leyendo o viendo películas.
En toda la casa fueron instalados módulos de almacenamiento con el objetivo de guardar todo aquello que no deba de permanecer a la vista, además de separar, de una forma bastante inusual, espacios.
Elementos clásico de diseño, como una máquina de escribir Olivetti de color rojo brillante y un teléfono gris Ericofon, completan la decoración, y el buen ojo y el gusto inmaculado de Terada hacen que todo funcione sin volverse kitsch.