La curiosidad e hiperactividad del artista Marcos Chin se ven a simple vista en sus ilustraciones.
Aunque no tiene un estilo definido, en cada una de sus imágenes logra transmitir una historia que forma parte de su vida.
Los dibujos y las historias, según cuenta, lo han acompañado siempre, pero fue hasta los siete años, cuando vivía en Toronto, Canadá, cuando tuvo su primer acercamiento al mundo del arte.
“Cuando crecía en Toronto, mi maestra de séptimo grado siempre incorporó el arte en el salón de clases y me apoyó mucho en mi trabajo; de hecho, me pagó para que fuera al campamento de arte, sabiendo que mis padres no podían pagar ", cuenta el ilustrador con ascendencia china.
Ese campamento, que duró 10 días, lo obligó a estar por primera vez fuera de casa y la experiencia alimentó su incipiente amor por la ilustración.
Además, su padre, un exdibujante, solía llegar a casa con cómics y novelas gráficas como regalos para Chin y su hermano mayor.
A medida que crecía, Marcos Chin incorporó esas influencias anteriores a su trabajo, junto con el anime, la moda y el trabajo de artistas callejeros, incluido Keith Haring.
El arte también está literalmente en su piel, ya que sus brazos están llenos de tatuajes.
Según cuenta el propio Chin, cada uno representa momentos cruciales de su vida: por ejemplo, un tigre representa su mudanza de Toronto a Nueva York, mientras que gorriones y tallos de bambú representan los fines de las relaciones románticas y profesionales; un dragón representa el nacimiento de su sobrino, ya que la traducción literal del nombre chino de su sobrino es justo ese animal mitológico.
Una vez en Nueva York, Chin tomó algunas clases de bellas artes, pero debido a que no se encontraba satisfecho, decidió dejar todo y tomar cursos de negocios.
Sin embargo, la vida lo volvería a arrastrarlo hacia el arte, ya que uno de sus profesores, quien era propietario de una pequeña empresa editorial, invitó a sus alumnos a presentar trabajos como carteles y folletos, pagando por las ilustraciones que aparecían impresas.
De esa forma, comenzó a dibujar de nuevo y a combinar su gusto por los negocios y la publicidad con su talento en los trazos.
Su versatilidad ha llevado sus ilustraciones a diferentes ámbitos: Bloomberg Businessweek, Harvard Business Review, New York Times y Women’s Wear Daily, entre otros, son parte de las publicaciones que han presentado sus creaciones
También ha participado en publicidad para Fiat, Game of Thrones, Lavalife y Target.
Marcos Chin también ha ilustrado libros que van desde especializados en comida para niños hasta el Kama Sutra; y estampados textiles utilizados en las creaciones del equipo de diseño de moda SUNO.
“Me aburro con mucha facilidad y soy un estudiante perpetuo, así que, para bien o para mal, cuando siento que algo no me hace feliz, simplemente giro hacia diferentes disciplinas de diseño como el arte, la moda, libros para colorear o libros para niños ”, dice Chin.
Y su hiperactividad ahora le lleva por otros caminos: en su estudio en Brooklyn, Marcus ha comenzado a experimentar con un aerógrafo, máquinas de coser y un telar, junto con arcilla y materiales para esculpir.
Para Marcus Chin, todo comenzó con dibujos que contaban historias, pero la historia no acabó ahí: se sigue trazando, cosiendo, hilando y hasta esculpiendo.