Un demonio japonés Oni con pants Adidas y un tercer ojo en la frente –el de la sabiduría, como el de Shiva– bien despierto, con los ocho brazos de la diosa Durga abiertos, recibe al público en el inicio de la página web de Jor Ros. Mejor ejemplo de bienvenida a un mundo totalmente recreado por la fantasía sincrética de este ilustrador, no existe.
Los personajes, orientales; los props, fashionistas; el estilo, vanguardista pop digital y multimedia. Jor Ros puede presumir (en sus propias palabras) de haber aprendido a preparar el mejor sándwich y el mejor taco del mundo, en la misma semana, y podría también enorgullecerse de fundir muy orgánicamente mitologías tan disímbolas como la japonés, la india y la estadounidense.
“Frecuentemente, es engañado por su propio cerebro, quien lo hace pensar que ha resuelto el significado de la vida”, dice de sí en jor-ros.com. “No lo ha hecho. Pero hace su mejor esfuerzo”.
Adentrarse en su obra, en meterse a su mundo, o mejor dicho: a sus mundos, los que creó desde niño, desde cuando inventaba personajes y creaba universos ficticios en sus dibujos.
Conjugaciones digitales eclécticas del mundo que vive. Una reversión de textura semiótica como la serie Love, Death, Robots.
En sus versiones de la realidad, transformada en ilustración digital, viven samuráis urbanos que visten streetwear y accesorios steampunk, blandiendo katanas y kendos japoneses, estampados en una paleta de colores que hacen pensar en el Winwood Walls floridano y en Shepard Fairey.
Sus influencias creativas tempranas manan de los cómics de su infancia. Sin embargo, no niega el impacto que tuvo la televisión en su niñez. Jor Ros nació en 1987, ajusta apenas los 35 años. Así que, en su mundo, la pantalla chica y los shows de los años 90 marcaron una gran impronta. Así fue como, un día, a partir del futurista cartoon de los Silver Hawks y la mitología japonesa, en envase postmoderno, de los Thundercats, terminaron de crear el ojo del ilustrador que es hoy.
Ilustración hecha por Jor Ros. Fuente: Jor Ros Instagram
"La forma en que diseñaron los personajes, las narrativas y la forma en que todos transmiten esa emoción también impregnaría completamente mi trabajo", dijo en alguna entrevista.
Su trabajo es una refrescante propuesta urbana pop que seduce conceptualmente con las tradiciones más ancestrales. Y aún así, está consciente de que aún está por explorar y explotar sus mejores momentos.
“Hay quien dice que soy un artista, un ilustrador; hay quien dice que soy un diseñador; algunos dicen que que hago los mejores sándwiches y tacos del mundo. Yo digo que soy todo y mucho más, aún por venir”.