El tarot es una extensión de las experiencias simbólicas de nuestro inconsciente y en ello radica su importancia.
Nadie sabe exactamente de dónde surgió, pero lo que sí se tiene claro es que fue guiado por el inconsciente colectivo de los habitantes de Europa, y precisamente ahí radica su magia.
En Medio Oriente y Europa, desde el tiempo de Alejandro Magno hasta el Renacimiento, se fue formulando lo que hoy conocemos como el tarot y ese mismo inconsciente colectivo es el que brota en la era new age, donde surgen muchas variedades del mismo.
Uno de los más famosos es el Visconti-Sforza por ser la primera baraja conservada casi por completo.
Estéticamente hablando, este tarot es uno de los más bellos debido a que cuenta con el borde dorado y sus ilustraciones representan a integrantes de dicha familia, la Visconti-Sforza.
De este tarot existen once versiones. El más famoso fue pintado alrededor de 1450 para celebrar la conquista del poder en Milán por Francesco Sforza y su esposa Bianca María Visconti, hija del duque Filippo María.
Probablemente fue pintado por el reconocido artista italiano Bonifacio Bembo. El mazo, que actualmente se encuentra en el MET de Nueva York, tiene 74 de las 78 cartas originales.
Así, en lo que menos te imaginabas como el tarot, el arte juega un papel crucial.