Las extrañas imágenes que captura la fotógrafa estadounidense Amanda Rowan exponen la teatralidad de la actuación femenina y cómo desmontan las negociaciones de poder basadas en el género.
Su obra reflexiona entorno a ideas de performance de género, satirizando así, de una forma genial, la representación del cuerpo femenino a lo largo de la historia del arte y los medios de comunicación.
Rowan es una artista multidisciplinaria que trabaja en la intersección entre la actuación y la fotografía para comunicar de la mejor y más interesante forma.
Debido a esto suele recurrir a los autorretratos y al video-performance, pero definitivamente los sofistica a tal nivel que es imposible no sumergirse en los femeninos escenarios que ella misma crea a partir de objetos que ha heredado y materiales que recolecta para así explorar ideas sobre misticismo, seducción, trabajo doméstico y género.
En sus autorretratos, por ejemplo, Rowan adopta una variedad de posturas improbables (brazos y piernas torcidos) en homenaje a las artificiosas poses femeninas que, pintadas por artistas pin-up como Alberto Vargas, resultaban seductoras para los hombres heterosexuales de la década de 1950.
Amanda Rowan explora las formas en que las mujeres han explotado el deseo de los hombres, así que juega (y de qué forma) con los conceptos de la belleza, la juventud y la sexualidad en un mundo patriarcal, dentro de una danza interminable entre la sumisión y el poder.
Lo que luce como una sencilla y hasta banal práctica, por estar envuelta en una cálida y bastante femenina apariencia, cuenta con un poderosísimo trasfondo.
En los autorretratos, la artista, normalmente dueña de sí misma, se transforma en una caprichosa mujer-niña, que obtiene su poder de su sexualidad, pero deja entrever que una parte sí misma muere al colocar siempre elementos de naturalezas muertas.
Amanda Rowan utiliza en sus obras elementos hermosos y familiares para seducir al espectador, pero al mismo tiempo abre un diálogo sobre el verdadero poder con el que cuentan las mujeres gracias a su sexualidad, humor y belleza.