Robert Bartholot, mejor conocido como simplemente Bartholot, es un aclamado fotógrafo alemán contemporáneo que, ya desde hace varios años atrás, vive y trabaja en Berlín.
Un artista de muchas contradicciones, pues para empezar su trabajo de retratos es clásico debido a que recurre a las poses y composiciones pero resulta absolutamente moderno en cuanto al uso y la experimentación con colores.
El enfoque principal de su trabajo son sujetos humanos a menudo fantasmagóricos capturados en medio del movimiento, por lo que parecen atrapados y resultan algo escultóricos.
El trabajo de Bartholot resulta verdaderamente hermoso por lo cuidado de sus imágenes y que cada una de ellas cuentan con aire de misterio que resulta psicológicamente adictivo.
Demiurges, 2015. Bartholot. Fuente: Bartholot Website
Algo que resulta sumamente curioso de este artista es que no le gusta capturar la realidad, sino que está prefiere las representaciones de sus visiones e imaginación personal, lo que permite conocer su forma tan curiosa de ver el mundo.
Bartholot estudió historia del arte, lo que podría explicar parte de su producción de arte surrealista. No fue hasta que se embarcó en trabajar con el legendario fotógrafo español Álvaro Villarrubia que este encontró su camino y el estudio Bartholot se convirtió en algo más que un sueño.
SC99, 2019. 2015. Bartholot. Fuente: Bartholot Website
Este artista, que nació y creció en el sur de Alemania en un pintoresco pueblo llamado Constanza, estudió historia del arte, lingüística alemana y literatura, pero nunca se graduó debido a que antes consiguió trabajo como diseñador gráfico en pequeña agencia de publicidad antes de trasladarse a Zúrich, Suiza, donde vivió varios años.
Luego se mudó a Madrid donde descubrí la fotografía digital trabajando como asistente del fotógrafo Álvaro Villarrubia y ya para 2009 decidió regresar a Berlín, donde comenzó a dirigir su propio estudio.
Poco a poco, sus asombrosas imágenes clásicas combinadas con un acabado gráfico contemporáneo fueron tomando fuerza tanto dentro, como fuera del mundo del arte, por lo que Bartholot no ha dejado de jugar e improvisar con figuras, colores y materiales para ofrecer al espectador imágenes realmente innovadoras.