Sergio Larraín, fotografió a los niños de la calle, las zonas rurales y marginadas de su natal Chile, la mafia siciliana e incluso trabajó con el poeta Pablo Neruda.
Originario de Santiago, se convirtió en el primer latinoamericano en formar parte de la Agencia Magnum, lugar que sin duda se ganó por su gran mirada sensible y melancólica.
Nacido en una familia relacionada a las artes y la cultura, estudió en Estados Unidos Ingeniería Forestal, donde comenzó a tomar fotografías con una cámara Leica IIIC, que definitivamente le cambió la vida.
De regreso a Chile por la muerte accidental de su hermano menor Santiago, Sergio Larraín, partió nuevamente en un viaje por Europa y Medio Oriente, intentando sanar y superar este hecho, que también le acercó a su parte más sensible y espiritual.
A su vuelta, Sergio Larraín, se aisló en la comuna de La Reina, un área entonces semi rural, huyendo de su vida ostentosa y lujosa, donde colaboró con instituciones de apoyo a niños que viven en situación de calle.
Niños huérfanos y gente marginada, fue el reflejo de su desesperado anhelo por una sociedad más equitativa y próspera, lo cual marcó significativamente el inicio de su carrera como fotógrafo.
Esta serie de imágenes llegó a manos de Edward Steichen, curador de fotografía en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, quien las compró. Para 1956, Larraín ya trabajaba como fotógrafo freelance y para la revista internacional brasileña O Cruzeiro.
En 1958, realizó su primera exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, junto a las pinturas de Sheila A.W. Hicks y fue becado por el British Council para viajar a Londres por cuatro meses, donde realizó su afamada serie sobre dicha ciudad.
Fue así como Sergio Larraín conoció a Henri Cartier-Bresson, quién finalmente le abrió la puerta a Magnum, y con lo que Larraín decidió instalarse en París.
Esta época de su carrera estuvo marcada por su trabajo en revistas prestigiosas y sus interesantes reportajes sobre la Mafia Siciliana o el matrimonio de Farah Diva y el Sha de Irán.
Sin embargo, nuevamente decidió regresar a sus orígenes y volver a Chile a comienzos de los años 60, don el fin de abordar los temas de su interés, muy lejos de lo comercial.
En este periodo hizo mancuerna con Neruda, en la realización de un libro y la realización de unas fotografías sobre Valparaíso y la casa del poeta en Isla Negra, Chile, trabajo publicado en su libro Una casa en la arena.
Abandonando definitivamente Magnum se instaló en 1965 en Arica, movido por las enseñanzas espirituales y la meditación, vida que siguió durante el resto de sus años y que mezcló con la pintura, lectura y yoga.
Considerado uno de los mejores fotógrafos chilenos, murió a los 80 años, el 7 de febrero de 2012, conectado a sus verdaderas pasiones y sensibilidad.