Frances Benjamin Johnston hizo historia al abrir camino al resto de las mujeres en un mundo tan complejo como el del fotoperiodismo.
Nació un 15 de enero de 1864 en Grafton, Estados Unidos, pero su infancia transcurrió en Washington D.C., donde su madre, la periodista Frances Antoinette Benjamin escribía para el Baltimore Sun mientras que su padre trabajaba para el gobierno.
Su infancia y adolescencia transcurrieron tranquilamente hasta que en 1883 se graduó del instituto femenino Notre Dame Convent, Collegiate Institute for Young Ladies en Maryland. Ese mismo año decidió emprender por Europa un viaje que cambiaría el resto de su vida, pues le abriría las puertas al mundo del arte.
En París, en plena ebullición artística de finales del XIX, Frances acudió a una de las pocas escuelas en las que les estaba permitido el acceso a las mujeres que deseaban ser artistas.
En la Acedémie Julian encontró la posibilidad de aprender dibujo y pintura, disciplinas que continuó practicando a su regreso a los Estados Unidos en la Art Student's League.
En dicho momento los primeros pasos que decidió dar fueron como ilustradora, pero un poco más adelante decidió emprender una nueva aventura en el moderno y desconocido mundo de la fotografía.
Debido a que su familia contaba con buenas y poderosas amistades, Frances Benjamin Johnston decidió aprovecharlas, así que le pidió consejo a George Eastman, fundador de la empresa Kodak, y este le regaló su primera cámara, además de bastantes buenas ideas.
De ahí empezó a publicar varias fotografías en diversos medios locales. Tan solo tres años después, Frances abrió su estudio de fotografía en Washington D.C. en el que fotografió a grandes personajes de su tiempo como Mark Twain, Graham Bell o la feminista Susan B. Anthony
Fue tal el reconocimiento que Frances Benjamin Johnston alcanzó que fotografió a cinco presidentes de los Estados Unidos.
En 1897 escribió su famoso artículo Lo que una mujer puede hacer con una cámara en el Ladies Home Journal. En dicho texto, que causó todo una revolución, animaba a las mujeres a hacer de la fotografía un modo de vida y una vía para la emancipación y la independencia económica.
A lo largo de su trayectoria profesional, la obra de Frances abarcó diversos temas desde la denuncia social, por lo que se hizo realmente famosa, hasta edificios históricos, de jardines y sus ya famosísimos retratos.
Los últimos años de su vida dejó de viajar debido a que su salud mermó, pero aún daba conferencias y publicó varios libros para seguir siendo un referente único para las nuevas generaciones.
Frances Benjamin Johnston falleció el 16 de mayo de 1952, pero su legado, uno lleno de una energía totalmente diferente en la que las mujeres luchan por alcanzar sus sueños, se encuentra con nosotros afortunadamente.