El fotógrafo Cecil Beaton, un eterno enamorado de la alta sociedad, del glamour y la fantasía, nació hace 118 años.
Fue uno de los más importantes fotógrafos de la sociedad y la moda a lo largo de varias décadas, y su influencia es aún perceptible en el trabajo de profesionales de la lente como David Bailey y Mario Testino.
Beaton, quien se desempeñó como fotógrafo oficial de Vogue desde 1927, también fue caricaturista e ilustrador. La fiel relación entre el artista y la publicación duró hasta 1974, cuando un derrame cerebral le paralizó parte del cuerpo.
El trabajo de este miembro de la aristocracia británica fue muy influenciado por los surrealistas, lo que se refleja desde sus primeras imágenes, tomadas a sus hermanas en ambientes etéreos y extraños.
Pocos iconos de la moda, la realeza y el arte de la época escaparon a la cámara de este creativo, quien murió en 1980.
Gary Cooper, Marlene Dietrich, Coco Chanel, Elsa Schiaparelli, Jean Cocteau, Pablo Picasso, Albert Camus, Jean Paul Sartre, Aldous Huxley, Greta Garbo (considerada por muchos el amor de su vida) y Marlon Brando, entre muchos otros, se dejaron retratar por el artista.
Reinventó sus estilos sin parar. De ser un fotógrafo más clásico y elitista al principio de su carrera, en los 60 trabajó con personajes de culto como David Hockney, Andy Warhol, Rudolf Nureyev y sobre todo, con Mick Jagger y su grupo, los Rolling Stones.
Su brillo en Hollywood
El talento de Cecil Beaton también brilló en los escenarios hollywoodenses a través del vestuario de grandes producciones.
En 1956 trabajó por primera vez en esta área vistiendo la puesta en escena en Estados Unidos de My Fair Lady con Julie Andrews y Rex Harrison, y pronto decidió trabajar en cine.
Un año después, en 1957, se hizo acreedor a un Óscar por su trabajo en el filme musical Gigi, con Leslie Caron, y mereció dos premios más de la Academia por su trabajo en la versión cinematográfica de My Fair Lady, estelarizada por Audrey Hepburn en 1964.