Las dinastías del arte también existieron en Turquia, y una de las más reconocidas fue la Kabaağaçlı, de donde pertenecía Aliye Berger, quien poseía un encantador talento para la pintura, pero que no fue reconocida como el gran talento que también fueron sus hermanos, Fahrelnissa Zeid y el escritor Cevat Şakir Kabaağaçlı.
Aliye posa frente a su piano. Fuente: SALT Research
Aliye nació el 24 de diciembre de 1903 en Büyükada de Estambul, la mayor de las islas de los príncipes en el mar de Mármara, en el seno de una élite otomana encantada por el arte.
Su padre, Kabaağaçlızade Mehmet Şakir Pasha, fue nombrado embajador otomano en Grecia, y aunque en su familia siempre reinó la disputa política y bélica, ella siempre tuvo acceso a las bellas artes y a la lectura, dos de sus escapes más importantes durante su infancia, niñez y adolescencia, aunque disfrutaba secretamente de observar a su hermana pintar.
Debido a los gastos en la educación de ambos de sus hermanos, ella fue encaminada hacia la música y la literatura mucho más que las artes visuales, por lo que tardó en tomar el pincel y el lienzo.
La joven Aliye tuvo la suerte de continuar recibiendo una buena educación gracias al estatus social de su familia, por lo que asistió a la escuela secundaria Notre Dame de Sion, una escuela católica privada que ofrece educación en francés, aunque no pudo graduarse de esa escuela porque estaba cerrada cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914.
Berger finalmente se graduaría de la escuela secundaria al aprobar el examen especial realizado por la Embajada de Francia en Estambul, y en 1924 se casó con Karl Berger, quien le enseñó a tocar el violín. Vivieron juntos a través de una relación tormentosa, cargada de infidelidades y duras condiciones durante 23 años antes de que su matrimonio llegara a su fin en 1947.
Murió de un infarto apenas seis meses después de su boda oficial con Aliye, y ella, a modo de lidiar con la pérdida, comenzó a pintar y grabar. Tenía cuarenta y tantos años, lo que hizo de su enfoque un tanto más interesante. Visitó Londres para formarse en artes visuales, una disciplina que siempre admiró a lo lejos. Recibió una formación artística en el taller de John Buckland Wright y echó a andar un deseo profundo que, sin saberlo, continuaba quemando con ansias, y al fin lo dejó salir.
Sun Rising, 1953. Fuente: Pinterest
Al inicio de la década de 1950, Berger regresó a Estambul con casi 150 impresiones en sus maletas, y un año después, inauguró su primera exposición personal en el consulado francés.
Su gran tralento finalmente cobró protagonismo en 1954 cuando ganó el primer premio en el concurso de pintura de Yapı Kredi Bankas, una victoria que conmociona a la muy masculina escena artística y académica turca.
Por una parte, pintores famosos y críticos de arte denigrarían públicamente su pintura, pero por otro, su estilo abstracto, dinamismo y colores vibrantes recibirían una monumental ovación que la pondría a la altura de sus contemporáneos.
El éxito, contrario a conformarla, la inspiró a continuar produciendo numerosas pinturas con los que realizó doce exposiciones especiales en varias ciudades del mundo, participando en otras 48 colectivas.
Con dibujos al carboncillo y tinta china, reflejando tanto retratos, como siluetas humanas, paisajes abstractos y oníricos abordados de forma expresionista, Aliye Berger se mantuvo fiel a su estilo realista, fantástico y lírico hasta su muerte el 9 de agosto de 1974, en Büyükada.
Al demostrar el poder de la simplicidad en todas sus obras de arte, Aliye se ha convertido en una figura importante en la historia del arte turco. Con sus fantásticas obras maestras, continúa siendo inspiración y una pionera sensacional, porque aunque atendió su llamado hacia la pintura un tanto más tarde de lo esperado, Aliye siempre vio su vida como la máxima belleza y la mayor inspiración, un sentimiento que se nota en cada uno de sus trabajos.
Siempre creí que la verdadera belleza no es algo escondido en alguna parte, pero sí hay que buscar... es por ello que me gusta pintar escenas, quizá algún día la atrape.