Constance Quéniaux, bailarina de la Ópera de París, fue la mujer que el artista Gustave Courbet inmortalizó en la pintura El origen del mundo, en 1866.
Fue el reputado historiador Claude Schopp, biógrafo de Alejandro Dumas, quien descubrió quién fue la modelo que prestó su anatomía al artista, según revela en el libro llamado L’origine du monde, vie du modèle (Phébus).
Su nombre fue Constance Quéniaux, una bailarina de la Ópera de París, donde encadenó pequeños papeles antes de convertirse en una cortesana solicitada por algunos de los hombres más poderosos de la capital francesa.
El autor halló una alusión directa a esa mujer en una carta que Dumas mandó en 1871 a la escritora George Sand, figura materna con la que mantuvo una estrecha amistad. En ella, el autor dejó entender que la modelo fue meretriz ocasional.
'El origen del mundo', de Gustave Courbet. Foto: El País
“Como todas las bailarinas, necesitó a protectores que completaran sus ingresos, ya que su sueldo era miserable. En aquella época, la danza solía ser una pendiente resbaladiza hacia la prostitución”, explicó Schopp durante una entrevista en París.
La teoría que Schopp tiene es que Dumas descubrió la identidad de la modelo a través del diplomático otomano Khalil Bey, uno de los hombres que requirieron sus servicios. Propietario de una gran colección de arte, fue él quien encargó el cuadro a Courbet, para quien Quéniaux habría posado a los 34 años.
La modelo tenía orígenes humildes. Era hija de una madre analfabeta y su padre nunca la reconoció. Aun así, Quéniaux terminó convirtiéndose, hacia el final de su vida, en una reconocida filántropa que obró por los niños huérfanos y llegó a frecuentar a la alta sociedad parisina.
No fue un personaje digno de Zola, cronista de las desdichas de la clase obrera en los albores de la Revolución Industrial, sino más bien uno de Proust. El historiador también sugiere que Constance pudo ser lesbiana.
“Dumas dijo que era una de esas mujeres que prescinden de los hombres. Está claro que prefería la compañía femenina, aunque no puedo certificar que pasase al acto”, abundó.
Recurrir a prostitutas como modelos fue habitual durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando pintores como Manet, Degas, Van Gogh o Toulouse Lautrec se sirvieron de ellas para sus lienzos. En su tiempo, el primero suscitó una gran polémica con su Olympia, un gigantesco formato, digno del que se utilizaba para la pintura histórica, pero que protagonizaba una cortesana.
Pero ninguno de esos pintores ha podido igualar los escándalos que ha inspirado el cuadro de Courbet, protagonista de innumerables controversias. El origen del mundo forma parte de las colecciones francesas desde 1995 y se expone en el Museo de Orsay como máximo ejemplo del realismo pictórico del siglo XIX.
A partir de ahora, los visitantes podrán poner nombre a su protagonista: Constance Quéniaux