Gustave Courbet (1819-1877) fue un pintor francés, fundador y máximo representante del realismo.
El realismo de Coubert fue influido por los ambientes revolucionarios del siglo XIX y era una protesta contra la estéril pintura academicista y los motivos exóticos del Romanticismo.
En 1840 comenzó a realizar copias de grandes maestros de la pintura en el Museo del Louvre.
La obra de Rembrandt y Frans Hals lo marcaron profundamente.
A partir de 1848 fue etiquetado de “revolucionario peligroso” por ir en contra del academicismo artístico y literario.
En su estudio se reunían personalidades como el crítico Jules Champfleury y los poetas Baudelaire, Bainville y Muerger, el pintor Bonvin y el filósofo Proudhon, con quienes compartía ideología.
En 1855 expuso algunas de sus obras en el Palacio de las Artes de la Exposición Universal de París, pero al ver el rechazo del jurado hacia algunas de sus pinturas, inauguró una exposición individual a la que bautizó como el “Pabellón del Realismo”.
Esta exposición se convirtió en una de las primeras muestras de autonomía e independencia artística del siglo y abrió vías para iniciativas de difusión de otros artistas.
Fue uno de los artistas más influyentes en la Francia del momento, pese a que se vio envuelto en diversas polémicas.
En sus inicios se concentró en la pintura de paisaje y realizó retratos con rasgos románticos, pero a partir de 1849 se convirtió completamente en realista.
Temas y personajes de la vida cotidiana inundan las creaciones de Gustave Courbet.
Su naturalismo combativo está presente en sus desnudos femeninos, en los destaca detalles coloquiales como el vello corporal, que habitualmente se omitía en los desnudos académicos.