Repleto de propuestas, formas, conceptos y experiencias, el arte contemporáneo en Asia está llamando la atención de la escena mundial, y entre las personas que están dándole forma al futuro inmediato de esa propuesta, sobresalen tres nombres: Chiharu Shiota, Kei Imazu y Tomoko Kashiki.
Ellas tres forman parte de un grupo de mujeres que, con su innovadora visión, abren paso a nuevas generaciones en el mundo del arte.
Chiharu Shiota se dedica al performance e instalación. Sus obras se caracterizan por estar basadas en hilos similares a una red y su práctica estar completamente motivada por la omnipotencia de la memoria.
Shiota estudió arte en Kioto, Canberra y Berlín. Se involucra con el simbolismo y las historias de los objetos enmarcados por sus redes. En instalaciones anteriores, ha usado vestidos para representar la feminidad y plantear preguntas sobre las expectativas y las cargas que pesan sobre las mujeres.
Kei Imazu posee también una narrativa distintiva en sus obras, pues usa la pintura para componer paisajes que desdibujan y mezclan elementos barrocos con imágenes de internet. Esa yuxtaposición de lo antiguo y lo digital da pie a lo que se ha descrito como una “lectura esotérica del mundo y la condición humana en toda su complejidad”.
Nacida en Japón y residiendo en Bandung, Indonesia, Imazu crea un mundo imaginario ambiguo que oscila entre el pasado y el presente mediante la pintura, pero sin el uso de la impresión digital. Ella forma las imágenes distorsionadas y entrelazadas por las que es conocida editándolas digitalmente y haciendo bocetos preliminares antes de pintar al óleo sobre lienzo.
Black Eyes, 2016. Kei Imazu. Foto: Sotheby's
Y el trabajo de Tomoko Kashiki, nacida en Kioto, representa un alejamiento de los movimientos artísticos japoneses contemporáneos, asociados con las imágenes pop alucinantes creadas por Yayoi Kusama. Los retratos de mujeres de Kashiki hacen referencia a las pinturas tradicionales de Bijin-ga y pueblan un mundo de belleza suave e íntimo. Otros artistas están ansiosos por explorar mundos de ensueño a través de retratos atmosféricos.
Al igual que con Kashiki, artistas como Suzuki Takako, Tomoko Nagai, Ob y Emi Kuraya agregan componentes culturales a su arte que trascienden la estética kawaii. La infancia, los entornos digitales, los escenarios asiáticos y los motivos del budismo Heian japonés se encuentran entre las influencias de este diverso lote de obras.
Tres estampas desde Japón que muestran el derrotero hacia donde está torciendo el mundo del arte contemporáneo en Asia.