La artista holandesa Rosa Verloop amplió su cuerpo de trabajo con grotescas esculturas de nailon. Las piezas con gran textura aprovechan, en su totalidad, el material utilizado, es decir, las medias, que se meten y moldean para crear una figura claramente humana aunque bastante grotesca.
Las pantimedias de color carne, manipuladas de manera orgánica con alfileres, refuerzan las cualidades antropomórficas de la obra con lo que se crea algo extrañamente exótico y que genera intriga entre los espectadores.
En estas obras llaman la atención (y mucho), elementos que pueden presentarse como arrugas, protuberancias en la piel o partes del cuerpo que parecen poco favorecedoras y perturbadoras para el espectador, lo que las hace aún más fascinantes.
Transformando materiales que son fáciles de adquirir en cualquier lugar, la artista Rosa Verloop muestra que casi cualquiera pudiera crear extravagantes formas escultóricas, pero ella va más allá al explorar los temas comunes de la vida y la muerte, como son los ciclos en nuestras vidas.
Las inquietantes representaciones tienen como objetivo impactar al espectador y no pretenden ser halagadoras o clásicamente bellas. En cambio, las formas crudas y no convencionales se presentan como espantosas y siniestras, lo que las hace evocar una poderosa sensación de presencia y emoción.
Con sus creaciones, Rosa Verloop nos invitan a reflexionar sobre lo efímera que es la vida.
A pesar de la sencillez de los materiales que elige esta artista holandesa, las obras que crea parecen delicadas y etéreas, como si las figuras estuvieron flotando pacíficamente a través de un mundo espiritual sueño y eso nos fascina.