Pablo Picasso siempre sostuvo relaciones sentimentales bastante complejas con numerosas mujeres.
Fernande Olivier es como se llamaba su primera amante, pero resulta que no mucho tiempo después de conocerla en su vida apareció otra mujer que verdaderamente lo enloqueció.
La primera vez que vio a Eva Gouel, quien iba con el pintor Marcoussis, fue en 1911 en el Circo Medrano. En aquel momento se hacía llamar Marcelle Humbert, pero el artista malagueño la volvería a llamar Eva para distinguirla como su primera mujer.
Un año más tarde, Picasso decidió despedirse definitivamente de Fernande e irse a vivir con Eva. Cuentan que el pintor y también escultor la amaba profundamente y que si no hubiera muerto de cáncer en 1915, seguramente este se hubiera casado con ella.
Fernande Olivier y Picasso. Fuente: AnOther Magazine
En 1917, Pablo Picasso conoció en Roma a la bailarina de ballet ruso Olga Khokhlova con quien en menos de 12 meses se casó. Tan solo tres años después nació su hijo Pablo.
Pasaron un par de años y en 1925 este genio recibió otro flechazo, esta vez causado por la adolescente Marie Therese Walter, cuyos ojos maravillosos le quitaron el sueño. El mismo año de su encuentro tienen una hija a quien bautizan con el nombre de Maya. Todavía la bebé ni caminaba cuando conoció a otra mujer: Dora Maar.
Además de ser una inteligente fotógrafa, era una joven sumamente sensible y muy amiga de los surrealistas. Durante mucho tiempo fue amante de Bataille. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que Dora entró en la pintura de Picasso en 1936.
Bust of a Woman (Dora Maar), 1938. Pablo Picasso. Fuente: Artsy
Pero el pintor se enamoró de otra mujer, Francoise Gilot. A partir de 1945, decidió vivir con ella y tuvieron dos hijos, Claude y Paloma.
En 1953 pasó algo insólito ya que fue Francoise quien decidió dejar a Picasso. Por primera vez lo abandonaba una mujer, pero rápidamente su lugar fue reemplazado por otra, Jacqueline Roque, con la que se casó en Vallauris el 2 de marzo de 1961.
Dicen que Jacqueline sí fue la última, pero esto no queda del todo claro.
Cabe señalar que si los retratos de Francois Gilot no son tan profundos como los de Dora Maar o de Marie-Therese Walter, es porque seguramente con ella no pudo establecer dicho tipo de relación; sin duda, Francoise no era una mujer sumisa.
La pintura Femme Assise en Costume Vert, de 1953, es una retrato que Picasso hizo de Francois Gilot. Fuente: ARTnews
A Picasso definitivamente le gustaba el misterio, pero contradictorio como era, al mismo tiempo quería que se supiera lo que ocultaba. un ejemplo de esto es que cuando pinta naturalezas muertas cubistas, no quería que su amante Eva estuviera representada. Sin embargo, aparece bajo la forma del título de una canción o de una guitarra.
Cabe señalar que hace ya varios años un museo ruso limpió una naturaleza muerta del malagueño y encontraron el nombre de Eva escrito muy chiquito en una guitarra.
Picasso seguido tenía tendencia a dramatizar: la pintura era para él como un escenario de teatro, el marco subraya la acción.
En relación con las mujeres, en su obra existe un erotismo exasperado, mismo que seguido enmascaraba. La mayor parte de dibujos y de retratos de Marie-Therese, están impresos con esta sensualidad, per descifrar sus pinturas sería como descifrar su corazón, lo que siempre resultará un gran enigma.
Dora Maar in an Armchair, 1939. Pablo Picasso. Fuente: The Metropolitan Museum of Art