Al artista japonés Kohei Nawa le gusta jugar, en la misma medida, con las palabras y la percepción de las personas.
Kohei Nawa, nacido en Osaka y actual profesor en la Universidad de las Artes de Kioto, hace que bellísimas y hasta cierto punto poéticas esculturas emerjan de objetos que adquiere en línea y que después, con gran paciencia, cubre con diversos y poco comunes materiales.
Un ejemplo de esto es la serie escultórica que lleva por nombre PixCell, en la que emplea esferas de vidrio de una gran variedad de tamaños donde el efecto de aumento ayuda a distorsionar su representación.
Lo interesante de esta serie se encuentra en cómo Nawa, a través de dichas esferas, cuestiona el futuro de la humanidad, pues brinda al espectador, de forma sencilla, una forma de examinar los objetos en un mundo tan cambiante como el nuestro.
Estas fascinantes esculturas, cuyo origen estuvo influenciado por la globalización y la creciente importancia de los datos, produce una experiencia visual y táctil que cuestiona la realidad de la piel del objeto, al mismo tiempo que refleja la relación entre la lente de la cámara digital y el objeto que es digitalizado por la misma.
La idea de transformar y distorsionar resultan sumamente atractivas para Nawa, por lo que mediante el uso de una amplia gama de materiales y técnicas es que ha buscado brindar una experiencia única al espectador.
Debido a esto es que para este artista resulta tan importante trabajar con materiales tan extraños como polvo de carburo de silicio, prismas, pegamento, yeso y espuma.
Este reconocido artista decidió dedicarse a la escultura debido a que de alguna forma buscaba rendir homenaje a su padre, quien durante décadas dirigió varios talleres donde se fabricaban juguetes para niños hechos a mano.
Precisamente por eso, en el proceso creativo de Kohei Nawa siempre se puede observar que usa objetos personales que ayudan a cubrir alguna necesidad, pues es su forma de evocar al pasado en su trabajo actual.