Desde hace una década atrás, Kashink, una artista urbana de París, ha estado dibujando un bigote en su labio superior, justo como los que plasma en las protagonistas de sus murales.
Todos los días, sin importar qué tenga que hacer, Kashink, quien se ha convertido en una de las artistas urbanas más conocidas del mundo por sus murales a gran escala conscientes de la diversidad, se pone su bigote.
“Comenzó como una especie de álter ego para usar en inauguraciones, presentaciones o fiestas. Poco a poco me di cuenta de que quería usarlo más a menudo.
“Dos líneas simétricas en un rostro femenino se aceptan en las cejas o como delineador, pero si se colocan estas mismas líneas en la parte inferior de la misma cara, se convierte en lo contrario de cómo se supone que debe verse una mujer. Es realmente interesante cuestionar estos códigos”, explicó la parisina a ELLE.
Esta artista, que se involucró con el arte urbano a los 17 años y comenzó a crear piezas del tamaño de una pared a los 25, finalmente estableció una estética reconocible a los 34, pero definitivamente valió la pena que trabajara tanto tiempo en la misma.
Resulta fascinante ver cómo Kashink a través de cada una de sus obras trabaja en difundir la diversidad humana y lo hermosa que es. El hecho de que sus sujetos no tengan un color de piel definido, es una excelente manera de compartir estos diferentes aspectos.
Actualmente estamos tan bombardeados con imágenes de mujeres que se ven bien, que como sociedad ya no cuestionamos que no haya espacio para los diferentes tipo de belleza en todas las expresiones, como en el caso del arte urbano.
Es muy interesante que el color de piel imaginario que plasma Kashink en sus murales sea una forma de liberar a sus personajes de todo prejuicio.