Jorge de Oteiza Embil fue un artista integral que hizo de la escultura un puente poético para sensibilizar al hombre sobre la energía y el espacio.
Originario de Orio, Guipúzcoa, Oteiza Embil nació el 21 de octubre de 1908 y se caracterizó por un carácter visionario y turbulento, resultado de un proceso de descubrimiento estético y personal constante.
“Oteiza, desde sus primeros momentos, había declarado que quería convertirse en el escultor que no era y, consecuentemente, toda su trayectoria no es sino una renuncia a sí mismo y una apelación a quien quiere ser, una puesta en crisis y reconstrucción permanente de la subjetividad propia”, destaca la Fundación Museo Jorge Oteiza sobre el artista.
Descripción basada en la idea de que el objetivo final del arte no es la obra, la pintura o la escultura, sino, más bien, la elaboración del propio artista como una persona educada desde el arte y dispuesta para actuar directamente en la sociedad.
Artista autodidacta, Oteiza se desarrolló en la escultura con la influencia del cubismo, el primitivismo y el expresionismo, planteados por Gaugin, Picasso, Derain, Brancusi, Epstein, entre otros.
Durante un extenso viaje por Sudamérica para estudiar la estética de la escultura precolombina, y diversas experiencias como docente y colega de diversos artistas, escribió dos textos que definen la voluntad de su obra: Carta a los Artistas de América (1944) e Interpretación estética de la estatuaria megalítica americana (1952).
De gran capacidad intelectual y creativa, Oteiza mantuvo un acercamiento fiel entre la ciencia y su producción.
Un ejemplo de este ejercicio, el artista lo evidenció al comparar la evolución de la “estatua-masa” a la “trans-estatua” –concepto que plantea a la escultura como un artefacto fundamentalmente energético– con los estudios de física nuclear y la transformación de la masa en energía.
De amplias capacidades creativas y conocimiento multidisciplinario, Jorge de Oteiza incursionó en distintos movimientos relacionados con la poesía y la escultura, como el constructivismo, la tradición geométrica europea y el neoplasticismo.
Entusiasta de la experimentación y del estudio, Oteiza defendió la identidad y la cultura vasca en el libro Quousque tandem…! Ensayo de interpretación del alma vasca (1963), su escrito más conocido y controversial.
La trascendencia de este científico del arte impactó en sectores artísticos, culturales y políticos, convirtiéndolo en un enlace entre el periodo de las vanguardias y la generación de la posguerra. Murió el 9 de abril de 2003 en San Sebastián, España a los 94 años.
Para celebrar el centenario 112 del escultor, la Fundación Museo Jorge Orteiza dedicará una actividad a puertas abiertas para que los visitantes conozcan el trabajo del artista de manera gratuita.