Jan van Eyck (1390-1441) fue el más celebre pintor flamenco que trabajó en Brujas y es considerado uno de los máximos representantes de su disciplina en el norte de Europa del siglo XV.
Van Eyck también perteneció al grupo de artistas que vivieron la transición desde el gótico internacional hacia la escuela flamenca.
Miembro de una familia de pintores, poco o casi nada se conoce de su formación como artista, pero se cree que tuvo gran acercamiento en el campo de la miniatura, de la cual aprendería la atención a los detalles diminutos y por la técnica refinada que se refleja en sus obras.
Jan van Eyck se planteaba el problema de la realidad en su obra, analizando con lucidez y atención los singulares objetos como se presentan ante los sentidos.
Su obra, Políptico de Gante (1432) está formado de diversas tablas que al cerrarse presenta La Anunciación y al abrirse pueden apreciarse el Cristo Pantocrátor, la Virgen María y San Juan Evangelista, Ángeles y Adán y Eva, el tema del Cordero Místico, entre otros personajes.
En esta pintura se pueden apreciar algunas de las características típicas de la pintura de Van Eyck: un naturalismo analítico, el uso de colores luminosos, la representación del paisaje y gran lirismo.
A Jan van Eyck se le considera el fundador del retrato occidental. Su obra maestra de este género, y una de las cumbres de la pintura flamenca, es el Retrato de los esposos Arnolfini (1434).
Como en la mayoría de las obras de Van Eyck, en esta obra abundan las alegorías y las simbologías. Esta pintura es considerada uno de los primeros retratos burgueses, género que tendría un gran desarrollo.
Van Eyck pintó una serie de retratos evocadores e inquietantes. Su trabajo como retratista era reclamado por la exactitud a la hora de reflejar los modelos.
Por la temprana maestría que tuvo en la técnica al óleo, se le conoce tradicionalmente como el “padre de la pintura al óleo”.