Las instalaciones inmersivas de Heather Phillipson son, literalmente, mundos distópicos en los que los sonidos y colores juegan un papel crucial para transportar al espectador.
La artista británica, de 44 años, es conocida internacionalmente por crear complejas, ingeniosas y bastante inquietantes obras de arte a partir de restos tecnológicos. Desde viejas pantallas y celulares hasta maquinaria pesada que ya nadie quiere.
Para brindar una experiencia fuera de lo que estamos acostumbrados, Phillipson se las ingenia para cultivar lo extraño e inimaginable.
La propia artista describe sus trabajos como experimentos de pensamiento cuántico, lo que suena algo complejo, pero en realidad se trata de la capacidad de materializar un planteamiento, el que le cruce por la cabeza, y todo lo que se desprende del mismo.
Por lo tanto, todas las instalaciones de Heather Phillipson resultan una experiencia completamente sensorial en las que no solo hay mucho que ver y escuchar, sino que oler y saborear.
Son obras en las que el espectador disfruta a nivel físico y psicológico, lo que puede resultar abrumador, pero súper interesante ya que suelen abordar diversos problemas que aquejan a la sociedad.
Cada instalación es una especie de meditación sobre el estado del mundo debido al trabajo que le exigen al público.
Heather Phillipson crea instalaciones con el objetivo de que los espectadores encuentren en estas el espacio ideal para pensar en los problemas del mundo y cómo es que todos, de una u otra forma, podemos hacer una contribución positiva al cambio.