Guido di Pietro, mejor conocido como Fra Angélico (hacia 1395-1455) fue un pintor cuatrocentista italiano que combinó su vida de fraile dominico con la de pintor consumado.
Se cree que comenzó su carrera artística como iluminador de misales y otros libros religiosos.
Posteriormente comenzó a pintar retablos y tablas. Para 1417 comenzó a dedicarse a la pintura de arte sacro.
En 1420 entró a un convento dominico y en 1423 profesó como fraile.
Entre las obras importantes de sus comienzos destacan Madonna de la Estrella (1428-1433), el Retablo de Fiésole, Cristo en la gloria rodeado de santos y ángeles, en el que aparecen más de 250 figuras pintadas, entre otros.
En 1445 Fra Angélico fue llamado a Roma por el papa Eugenio IV para pintar unos frescos en la capilla del Sacramento del Vaticano, hoy desaparecida.
En 1477 pintó los frescos de la catedral de Orvieto junto con su discípulo Benozzo Gozzoli.
Fra Angélico combinó la elegancia decorativa del gótico con el estilo más realista de otros maestros del Renacimiento como el pintor Masaccio y los escultores Ghiberti y Donatello.
También aplicó las teorías sobre la perspectiva de León Battista Alberti.
Las obras de Angélico se caracterizan por sus logradas expresiones de devoción y por la utilización del color que consigue dar mayor intensidad emotiva a la pintura.
Su maestría en la creación de figuras monumentales, en la representación del movimiento y en la capacidad para crear planos de profundidad a través de la perspectiva lineal lo colocan como un gran representante de su época.