Luis Felipe “Yuyo” Noé es conocido en el mundo del arte por ser un gran exponente de la Nueva Figuración, además de crítico de arte y docente.
Nació el 26 de mayo de 1933 en Buenos Aires, Argentina. En 1951 ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y al taller de pintura del maestro Horacio Butler, en el que se formó durante un año y medio.
Más allá de la formación inicial que obtuvo, Noé continuó cultivándose de manera autodidacta pues su atracción por el mundo del arte era innegable.
Ante esto decidió abandonar la Facultad de Derecho en 1955 y comenzó a trabajar en el diario El Mundo, donde, al año siguiente, empezó a realizar críticas de arte.
Fue hasta 1957 cuando expuso, por primera vez, un cuadro en el Salón Nacional de Bellas Artes y en 1959, realizó su primera exposición individual en la Galería Witcomb.

Durante la inauguración de esta última entabló amistad con Alberto Greco, Rómulo Macció y Jorge de la Vega, lo que resultaría algo determinante en su vida profesional y personal.
En 1960 su padre le ofreció como taller un sector de lo que había sido la fábrica de sombreros fundada por su abuelo, ubicada en la calle Independencia. No pasó mucho tiempo para que Greco y Macció se instalaron allí, aprovechando el gran espacio disponible, y De la Vega pintó ocasionalmente algunas obras grandes en ese lugar.
Ese año mismo año Noé realizó dos exposiciones, una en la Galería Kalá y otra en las dos primeras salas de la Galería Van Riel.
Tan solo un año después, es decir, en 1961, el diario La Nación publicó una nota sobre el atelier de Independencia y sus jóvenes protagonistas.
En mayo de ese año, Noé llevó a cabo su cuarta muestra en la Galería Bonino, donde presentó la Serie Federal, sobre la historia argentina del siglo XIX, en la cual cuestiona la pintura de género argentina tradicional, proponiendo una receptora de la historia crítica de la historia oficial.
Entre 1960 y 1965, Luis Felipe Noé propuso a Greco, Macció y De la Vega hacer una exposición que superase la división entre abstractos y figurativos.
La intención no era formar un grupo, sino crear un movimiento. Con este propósito, Macció, De la Vega y Noé invitaron a Ernesto Deira, al fotógrafo figurativo y pintor abstracto Sameer Makarius y a la pintora Carolina Muchnik. Otros artistas fueron invitados a participar, pero algunos declinaron la propuesta por considerarse pintores abstractos, como Alberto Greco y Antonio Seguí, y otros por identificarse figurativos, como Jorge Demirjian y Miguel Dávila. Sin embargo, la muestra buscaba superar la oposición entre figuración y abstracción.
Finalmente, la exposición Otra figuración se realizó en el Salón Peuser. Poco después, otros artistas comenzaron a hacer obras vinculadas con ese movimiento, denominado por algunos críticos neofigurativo o Nueva Figuración.
El camino de Luis Felipe Noé en el mundo del arte empezó a cobrar notoriedad con más fuerza. Su vida transcurrió entre Buenos Aires, New York y París hasta que en 1987 se instaló definitivamente en El Salvador cuando el Museo Sívori organizó un programa de su obra.
A partir de 2000, el artista consolidó sus planteamientos estéticos por lo que se colocó como protagonista de una gran parte de sus creaciones, al mismo tiempo que su figura fue tomando mayor relevancia en el mundo cultural.


En 2006, junto a Eduardo Stupía, crearon y dirigieron el proyecto La línea piensa dedicado al dibujo contemporáneo.
Durante las primeras décadas del siglo XXI su obra ha sido expuesta en numerosas muestras colectivas e individuales a nivel nacional e internacional.
En 2019 el artista, junto a su familia y un equipo de profesionales, decidió crear la Fundación Luis Felipe Noé, organización sin fines de lucro, dedicada a la difusión y preservación de su legado a través de proyectos artísticos, de investigación, editoriales y educativos.
Luis Felipe Noé, quien actualmente tiene 88 años, sigue creando y para nuestra fortuna nosotros podemos seguir disfrutando de su extraordinario mundo creativo.
