El artista, arquitecto y performer argentino, Tomás Saraceno, puso a flotar sus obras aerosolares, en el cielo de la comunidad de Alfarcito, Argentina.
El acto que se llevó a cabo el pasado 14 y 15 de enero, se realizó junto a las comunidades indígenas de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, en la que escribieron en conjunto el mensaje “En complementariedad, cuidamos el agua. Cuenca de Guayatayoc - Salinas Grandes, Argentina”.
El mensaje que se elevó con una escultura Aerocene, que flota solo con el calor del sol y la energía del viento, sin combustibles fósiles ni baterías de litio, forma parte de una de las características propuestas de Saraceno.
Mientras algunos sostenían la escultura, sintiendo la brisa de la Puna, los niños corrían, persiguiendo su sombra en constante movimiento, describe el creativo, en su cuenta de Instagram.
Entre los detalles de esta obra, sobresale la propuesta de Victoria, integrante de la comunidad de El Moreno, quien sugirió colgar la wiphala, el símbolo que caracteriza a los pueblos originarios.
Fue así como la Wiphala flameó colgada de la escultura durante todo el vuelo aerosolar, logrando fascinantes postales.
Este vuelo se dio en el marco del encuentro intercultural e interdisciplinario en la comunidad de Alfarcito, en la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, Jujuy.
Tomás Saraceno, considerado el artista argentino más importante a nivel mundial, estudió arte y arquitectura de 1992 a 1999 en la Universidad de Buenos Aires.
De 1999 a 2000 realizó estudios de postgrado en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova, en Buenos Aires, hasta que en 2001 se inscribió en un postgrado en la Escuela Estatal de Bellas Artes de Frankfurt del Meno en Alemania.
Residente en Berlín, se ha convertido en un visionario del cambio climático en su obra.