Freddie Mercury fue, sin duda alguna, un gran showman, el epítome de los excesos del rock. En su vida hubo jets privados, fiestas donde los enanos servían cocaína en bandejas de plata y una interminable serie de amantes masculinos.
Pero lejos de los reflectores y del estrellato, los amigos y la familia de Freddie pudieron conocer un lado totalmente diferente del legendario cantante de Queen.
Ellos disfrutaron a un hombre tímido al que le fascinaba coleccionar arte japonés y, entre otras muchas cosas, escuchar ópera cada vez que alguien le rompía el corazón.
Esa marcada separación entre su vida pública y privada en Freddie brinda una sensación de misterio que resulta tan fascinante hoy como lo fue hace exactamente 31 años cuando murió.
De acuerdo con sus amigos más cercanos, a diferencia de su presencia en el escenario, a menos que conociera bien a alguien, Freddie Mercury podría ser tímido.
A este artista verdaderamente le preocupaba que la gente se decepcionara de que no fuera la persona que veían en el escenario, pero el lado que pocos conocieron dista poco de esto.
Tenía una gran pasión por coleccionar arte
El arte y los muebles eran dos de las pasiones de Freddie. Estaba especialmente interesado en el arte japonés y tenía lo que los expertos consideraban una de las mejores colecciones privadas de grabados antiguos en madera.
También coleccionó grabados de Salvador Dalí, así como obras del pintor español Joan Miró y retratos victorianos al óleo. En cuanto a muebles resulta que a este le interesaban principalmente piezas originales de Biedermeier de Europa Central.
La pieza central de su enorme sala de estar era un piano de cola Steinway negro, en el que compuso muchos de los éxitos de Queen, incluyendo Bohemian Rhapsody.
Freddie Mercury tenía un gran (y profundo) interés por el arte japonés. Fuente: Pinterest
Fue un gran pintor
Cuando tenía 17 años, su familia huyó de la revolución de 1964 en Zanzíbar que dejó muchos árabes e indios muertos, así que decidieron mudarse a Feltham, cerca de Londres.
Ya ciudadano británico, Freddie fue a Isleworth Polytechnic y luego a Ealing Art College y resulta que mientras estuvo allí, él y su amigo Roger Taylor, quien después se convirtió en el baterista de Queen, solían vender el arte que Freddie creaba en un puesto en Kensington Market junto con ropa de segunda mano.
Hizo varias pinturas y dibujos de Jimi Hendrix, quien fue una gran inspiración para él.
Freddie Mercury idolatraba a Jimi Hendrix, así que incluso llegó a hacer dibujos de él. Fuente: Weirdland TV
Le fascinaba escuchar ópera
Freddie era una persona optimista, pero cuando se sentía deprimido, generalmente debido a una relación que lo había decepcionado, se sentaba solo y ponía discos del tenor italiano Luciano Pavarotti.
Aunque era una estrella de rock de fama mundial, siempre estuvo interesado en la ópera, el ballet y las artes.
Bailó ballet
Freddie Mercury era un asiduo al ballet, así que cuando lo invitaron a bailar con el Royal Ballet para un espectáculo benéfico en 1979, sencillamente no pudo resistirse.
Los coreógrafos Wayne Eagling y Derek Deane le ayudaron a ensayaron durante varias semanas nuevas coreografías creadas específicamente para sus canciones Crazy Little Thing Called Love y Bohemian Rhapsody.
Vale la pena hacer la anotación que a Freddie le costó muchísimo más trabajo de lo que imaginaba bailar ballet debido a que parecía que tenía dos pies izquierdos.
Pero finalmente logró perfeccionar los pasos y terminó siendo arrojado por los aires y sostenido boca abajo por los conductores masculinos del Royal Ballet en una gran ovación de pie.