Manuel Acuña, el poeta que truncó su vida... pero no su obra
Manuel Acuña Narro fue un poeta y dramaturgo mexicano que destacó, pese a que vivió por corto tiempo. Fue exponente estilizado del romanticismo.
Como buen literato participó en actividades políticas de su país, de igual forma laboró en el periodismo.
Promovía una filosofía liberal y positivista, así como ideales propios de la época como libertad, nacionalismo y honor.
La producción del intelectual fue prolífica y apasionada.
Del enamoramiento al suicidio
Manuel Acuña nació el 27 de agosto de 1849 en Saltillo, Coahuila.
Posteriormente se trasladó a la Ciudad de México en donde estudió filosofía, matemáticas e idiomas para ingresar a la carrera de medicina, la cual no concluyó.
Asistía regularmente a tertulias literarias, en las cuales trabaría una importante amistad con Juan de Dios Peza, con él y Agustín F. Cuenca fundarían la Sociedad Literaria Nezahualtcóyotl.
Trabajó en el periódico La Iberia en el que publicó algunos poemas.
Después con su drama titulado El Pasado tuvo una gran aceptación y reconocimiento.
Se enamoró profundamente de Rosario de la Peña y Llerena quien también era pretendida por José Martí y Manuel M. Flores.
A ella le dedicó distintos escritos y sería en gran medida su musa, pero no fue correspondido.
Una de sus piezas más relevantes surge de este episodio: Nocturno a Rosario.
El desamor y la precariedad económica, así como otros factores que nunca sabremos lo orillaron a quitarse la vida, bebiendo cianuro de potasio.
Acuña falleció el 6 de diciembre de 1873.
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"Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más".
Fragmento del poema Nocturno a Rosario