Para un concurso de arquitectura, la firma DeD desarrolló la propuesta de un complejo turístico conformado por viviendas hechas de bambú en una zona boscosa de Huizhou, en China.
Los arquitectos proyectaron dicho resort con el objetivo de proporcionar tranquilidad y un espacio para relajarse lejos de las áreas metropolitanas en expansión en esta parte de China a quien lo necesitara, pero de la forma forma más ecológica posible.
El concepto del proyecto está inspirado en la idea de un espacio distribuido como una colección de objetos únicos dispersos por todo el paisaje forestal.
Cada habitación o canasta de bambú es visualmente distinta entre sí, pero están conectados por el material del que están hechas, lo que promueve la exploración y el deambular por el lugar donde hay más de mil árboles.
Por lo tanto, todas las viviendas cuentan con una identidad arquitectónica que se inspira y se fusiona con el paisaje existente.
Era importante que las habitaciones fueran visualmente de pequeña escala, que tocaran ligeramente el suelo y que pudieran adaptarse a lo largo del sitio con contornos abruptos.
El objetivo de los diseñadores era romper la silueta de cada alojamiento a la escala del bosque para así minimizar su impacto visual desde la distancia.
Cada habitación está inspirada en las viejas canastas de arroz de bambú, las cuales se podían apilar de diferentes formas y finalidades.
Gracias al diseño con el que cuenta, cada habitación cuenta con vistas de 360 grados del paisaje circundante y están totalmente abiertos en la parte superior para que los huéspedes puedan disfrutar, sin obstáculo alguno, del cielo estrellado por las noches.