Para el arquitecto brasileño Leandro Britto, como miles de personas en el mundo, el encierro por la pandemia lo impulsó a crear un lugar en el que pudiera disfrutar de amplitud pero sobre todo de la naturaleza.
Debido a esto, Britto, quien hasta el año pasado vivía en un departamento de tan solo 40 metros cuadrados en París, decidió construir el hogar de sus sueños.
El arquitecto se encontraba en dicha ciudad debido a que ahí había estudiado su maestría y luego había empezado a trabajar como escenógrafo, pero todo en su vida dio un giro debido al Covid.
El encierro que vivió por meses hizo que replanteara su estilo vido ya que el único contacto que tenía con la naturaleza era a través de una diminuta ventana, lo que no le satisfacía.
Britto, quien estaba acostumbrado a disfrutar de los espacios verdes, decidió mudarse de nuevo a Igarapé, en Minas Gerais, donde su familia cuenta con vastas tierras para ahí poder construir el espacio que tenía en mente.
Para el arquitecto el tema del metraje de un inmueble no era importante, sino que fuera funcional y versátil, además de que contara con una espectacular vista para no sentirse encerrado.
Con esto en mente decidió construir Casa Igarapé, un lugar rodeado por la naturaleza, en el que el paisaje formara parte de su hogar.
El inmueble está construido con un diseño de ladrillo tradicional brasileño llamado Cobogó, que es hueco y que deja que el aire y la luz del sol fluyan por los espacios.
El uso de paredes de arcilla, barro y bambú que refrescan cada rincón de Casa Igarapé son un guiño a las técnicas de construcción indígenas, lo que resulta genial.
El techo está inspirado en las alas de las mariposas. Resulta que su hermoso diseño ayuda a almacenar agua y a proteger los paneles solares con la que funciona el inmueble debido a que esta zona, debido a que es rural, no llega la electricidad.
Rindiendo un homenaje a la naturaleza y a las tradiciones brasileñas, Leandro Britto creo un moderno pero también sumamente hermoso hogar.