En Pirque, Santiago de Chile, el arquitecto Max Núñez unió el cultivo de plantas y la sofisticación arquitectónica en un minimalista y moderno invernadero hecho totalmente de cristal.
Este lugar, cuyo nombre oficial es Casa de Vidrio, cuenta con una estructura de acero rematada con bóvedas simétricas de bloques de vidrio que permite que las plantas tropicales prosperen en un paisaje desafiante.
Este invernadero fue diseñado para animar el jardín de un empresario jubilado que en un principio solo buscaba cultivar orquídeas y palmeras exóticas, pero luego decidió sumar otras especies.
La idea de cultivar plantas en un ambiente cerrado y controlado es realmente antigua, pero Núñez buscaba darle un giro inesperado a este espacio y definitivamente lo logró.
Es importante subrayar que los invernaderos han sido utilizados durante siglos por jardineros que desean extender la temporada de crecimiento, proteger los cultivos de los cambios climáticos y cultivar plantas no nativas.
Resulta que el emperador romano Tiberio fue el primero en encargar un sistema similar a un invernadero para poder cultivar pepinos durante todo el año y de ahí en adelante la idea ha sido utilizada.
Y precisamente por eso a Max Núñez se le ocurrió emplear acabados y recursos industriales en Casa de Vidrio para así poder presentar un invernadero único que destacara por unir los estilos y formas del pasado, pero con un toque moderno que atendiera las necesidades actuales.
Lo que distingue a este invernadero de otros es que cuenta con espectaculares bóvedas de vidrio, como una construcción del siglo XIX, lo que brinda una belleza única al lugar.
Las espectaculares bóvedas están revestidas con ladrillos de vidrio, lisos en su cara exterior y con una superficie suavemente estriada hacia el interior, para difuminar la luz entrante.
Este lugar además cuenta con un modernísimo sistema integrado y automatizado de calefacción, ventilación e irrigación, el cual mantiene la temperatura y la humedad interior estable durante los 12 meses del año.