Por más de 45 años el fotógrafo y cineasta holandés Anton Corbijn ha capturado para revistas y libros a algunos de los músicos de rock y artistas más emblemáticos de nuestra era: Mick Jagger, Ian Curtis, Bono, Björk y Clint Eastwood, entre otros.
Corbijn es conocido no solo por tomar buenas fotografías de músicos, sino por crear la identidad visual de varias bandas y artistas al haber concebido portadas icónicas de discos, lo que incluyó su diseño gráfico, dirección de videos musicales y el haber creado la identidad visual de tours para bandas como U2 y Depeche Mode a principios de la década de los 80.
La importancia de las fotografías de Anton Corbijn radica en que literalmente definieron el estilo de una generación de música, lo que suena sumamente sencillo pero es algo gigantesco.
Para el artista, quien fue hijo de un párroco protestante y que creció en una familia muy religiosa en Strijen, Holanda, la música, en específico las revistas de rock y portadas de álbumes, representaba el único vínculo que tuvo con el mundo exterior durante muchos años.
Debido a esto a sus 17 años se le ocurrió pedirle a su padre su cámara, pues era la única forma que se le ocurrió en aquel momento para acercarse a los escenarios en los conciertos que se llevaban a cabo en su ciudad natal.
Contra todo pronóstico, ya que su técnica no era la mejor, sus fotografías terminaron siendo publicadas, lo que lo animó a comenzar su carrera como fotógrafo musical.
En 1979 se mudó a Londres y empezó a trabajar con las nuevas bandas de rock que surgieron tras la efervescencia del movimiento punk. En dicha época Corbijn conoció a Magazine, Public Image Ltd y Joy Division. Pero es precisamente con estos últimos con los que establecerá una especial relación de amistad, en especial con su legendario cantante Ian Curtis.
Durante este periodo comenzó su trabajo como fotógrafo para revistas como New Musical Express, Vogue o Rolling Stone.
Y es precisamente a través de su trabajo con la revista New Musical Express que conoció y pudo retratar a una joven banda irlandesa que en aquella época (1982) estaba causando revuelo: U2.
En dicho momento la agrupación y el fotógrafo entablaron una de las relaciones de trabajo creativo más duraderas de la historia, la cual se consagró al haber capturado la portada del álbum The Joshua Tree.
A finales de los 80, ya consolidado como uno de los mejores fotógrafos de retrato, empezó a trabajar con un sinfín de bandas y músicos como Depeche Mode, Metallica, Red Hot Chilli Peppers, David Bowie, Iggy Pop, Johnny Cash y otras personalidades del mundo del cine, como Martin Scorsese y Robert de Niro.
Las fotografías de Anton Corbijn son reconocidas por contar con un estilo elegante y gran composición. La mayoría de ellas las toma en blanco y negro, aunque también suele jugar con el color sepia o una tonalidad azul, similar al de un fotograma que ha sido expuesto al sol durante horas.
Lo más característico en ellas es el grano, el cual reinventa en sus fotografías introduciendo el ruido en ellas y un sello personal que ha sido contemplado por millones de personas alrededor del mundo.
A finales de los 80, Anton Corbijn se lanza a la dirección de videos musicales, actividad que según el propio fotógrafo es lo que más lo ha influenciado en su fotografía, y de ahí salta a su siguiente faceta como Director de Cine con películas como Control (2007), El americano (2010), El hombre más buscado (2014) y Life (2015).
A sus 65 años años parece que Anton Corbijn lo ha hecho todo, pero de seguro lo que realizará en los próximos años ha de tomarnos por sorpresa pues es un artista que jamás ha parado de reinventarse.