Ero-guro, es la fusión de lo erótico, lo grotesco, lo que no tiene sentido e incluso del horror.
Elevando los sentidos al máximo, surgió en el Japón de la década de 1920 y 1930, como un movimiento cultural, en el cual participaron artistas, cineastas, poetas, mangakas, músicos, tatuadores y más.
Este periodo de entreguerras y decadencia que empujó principalmente la literatura y la pintura, se dio como una manifestación de todo aquello fuera de norma.
De este modo, perturbadoras imágenes llenas de lujuria y violencia llevan el cuerpo humano al límite, donde incluso animales, seres fantásticos o monstruosos, interactúan con sus protagonistas.
El Ero-guro encontró en Garo, su revista más famosa de la mano de Katsuichi Nagai, la cual surgió en 1964 y culminó en 2002; sin embargo varios mangakas han sobresalido en este género como Kazuichi Hanawa, Toshio Saeki, Suehiro Maruo, Hammaru Matino, Shintaro Kago, Hideshi Hino, Junji Ito y Toshio Maeda.
Para conocer un poco más, te presentamos tres de sus más grandes exponentes:
Shintaro Kago
El mangaka Guro de 59 años, debutó en 1988 con la revista Comic Box.
Autor de Fraction, Anamorfosis, Demencia 21, El Gran Funeral, entre otras, posee un estilo revolucionario, extravagante y surrealista, pero con un toque de humor y profundidad.
Militares, desmembramiento, explosión de cuerpos y la influencia de la tecnología en la vida, son recurrentes en sus mangas.
Kago también tiene proyectos audiovisuales.
Hideshi Hino
Considerado uno de los grandes mangakas del terror, Hideshi Hino refleja en su trabajo los traumas de la posguerra.
El también cineasta de 76 años, debutó en 1967 con Sudor frío, hasta que en 1978 publicó su primera novela gráfica.
Colocándose como uno de los maestros del terror japonés, entre sus obras destacan Panorama Infernal, Criatura Maldita, El Niño Gusano, La Serpiente Roja, Hijo del Diablo y El Hombre Cadáver.
Toshio Saeki
Apodado el "padrino de la erótica japonesa", construyó una carrera larga y exitosa a partir de obras figurativas surrealistas y altamente sexualizadas.
Basado en las tradiciones japonesas de la pintura erótica y mitológica, así como los cómics, expuso en galerías de Londres, París, Hong Kong, Tel Aviv y San Francisco.
El ilustrador y pintor murió en 2019 a los 74 años, no sin antes dejar un enorme legado que encontró en el erotismo, una expresión subconsciente de una cultura en transición.