Después de ganar el concurso World Press Photo por las fotografías que tomó el 11 de septiembre de 2001 tras los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York, la fotógrafa Gulnara Samoilova se embarcó en un largo viaje personal para sanar el trauma que ese día sufrió.
Para lograr esto decidió dejar el fotoperiodismo y comenzó a trabajar como fotógrafa de boda, lo que le permitió celebrar el poder de la familia, la comunidad y el amor.
Después de haber establecido un negocio extremadamente exitoso, Samoilova se dio cuenta de que faltaba algo en su vida: la pasión que sentía cuando era adolescente caminando por las calles de su Ufa natal, en la República de Bashkortostán, Rusia, con una cámara en la mano.
Y precisamente por eso, desde el comienzo de su carrera, la fotografía de calle le ofreció a Gulnara el escape perfecto del estrés de la vida cotidiana y se convirtió en un refugio al que volvió una y otra vez durante los siguientes 40 años.

Pero la fotografía de calle por naturaleza se resiste a las aspiraciones que han catapultado al medio al mundo de la industria y el arte en los últimos años.
En gran medida se hace por amor y placer, lo que permite a los fotógrafos interactuar libremente con el mundo y empujar los límites del género hacia nuevos y súper experimentales límites.
Lista para hacer un gran cambio en su vida, Gulnara Samoilova se dio cuenta de que había llegado el momento de volver a su primer amor después de asistir al último taller que la reconocida fotógrafa Mary Ellen Mark dio en 2015.
Mientras reflexionaba sobre qué camino debía tomar, el destino tomó el control y Donald Trump fue elegido presidente de los Estados Unidos.
El sexismo descarado de este personaje desencadenó recuerdos de discriminación que Samoilova experimentó a lo largo de su vida, lo que la hizo comprender que alcanzar el éxito profesional no era suficiente.
Ante esto Gulnara Samoilova decidió crear en 2017 Women Street Photographers, una comunidad que brinda las oportunidades y el apoyo que tanto deseó haber recibido a lo largo de su carrera y que ahora otros jóvenes artistas disfrutan.
Gracias a su gran esfuerzo, en los últimos cinco años, Women Street Photographers pasó de ser una cuenta en Instagram a una comunidad que organiza exposiciones itinerantes en tres continentes, cuentan con una residencia de artistas y hasta el momento ha lanzado un libro de fotografía emblemático.
Lo que resulta más inspirados es cómo todos estos años, Gulnara Samoilova se ha enfocado en empoderar a las mujeres que están transformando la fotografía de calle.
