Millones de personas de todas partes del mundo han hecho filas durante horas para disfrutar, por un breve periodo de tiempo, de la muestra Yayoi Kusama: Infinity Mirror Rooms en la Tate Modern de Londres y precisamente por eso es que el recinto decidió que la mantendrá un año más, con lo que así sumará 11 años al alcance del público.
Cabe señalar que Infinity Mirror Rooms, creada originalmente para una retrospectiva realizada en 2012 en dicho museo, es una de las instalaciones más grandes que Kusama ha hecho hasta ahora.
Desde su inauguración, el éxito de esta muestra ha sido tan grande que conseguir una entrada para la misma es toda una hazaña.
Pero es que lo que presenta Yayoi Kusama, sin importar su ubicación, se convierte en un verdadero éxito y como ejemplo existen otras dos muestras.
Chandelier of Grief, de Yayoi Kusama. Fuente: Tate Modern Website
The Broad Museum en los Ángeles vendió, hace una década atrás, todas las entradas para ver la obra de Yayoi Kusama en aquel lugar y, tal fue la afluencia de público, que tuvieron que reducir el tiempo que cada espectador podía permanecer en la sala.
Lo mismo pasó en la Galería David Zwirner de Nueva York en 2013 cuando esta limitó el tiempo a menos de un minuto por persona en los tan famosos (e Instagrameables) Infinity Mirror Rooms de Kusama.
Esta exposición además presenta la documentación de sus performances y una obra escultórica más reciente en la línea temática de la muestra: el espacio infinito.
Cabe subrayar que Infinity Mirrors es más que una propuesta inmersiva. En Infinity Mirrors: Filled with the Brillance of Life, el espectador se ve rodeado de infinitos puntos de luz que parpadean y se reflejan sin cesar en los espejos y en un estanque de agua poco profunda.
Los efectos que busca recrear Yayoi Kusama se relacionan con sus propias alucinaciones visuales. La artista los ha experimentado desde el principio de su vida ya que desde muy pequeña tenía visiones de puntos difuminados, posiblemente víctima de la ansiedad o desórdenes psicológicos, y durante años ha estado tratando de reproducir esa misma sensación en el espectador.
Lo mismo ocurre en la impresionante Chandelier of Grief, una sala de espejos donde lámparas de araña en movimiento crean una sensación de vértigo y la impresión de que la estancia no termina nunca.
En Infinity Mirrors también se puede apreciar una muestra de material audiovisual para contextualizar la pieza y varias fotografías de una performance llamada Walking Piece en la que se observa a la japonesa usando un kimono rosa de flores y un paraguas andando por las calles de una Nueva York tras la Segunda Guerra Mundial.
En esta muestra en la Tate Modern de Londres, los asistentes también pueden admirar The Universe as Seen from a Stairway to Heaven, obra que muestra de nuevo la obsesión de Kusama por la repetición infinitiva valiéndose de los espejos y ha sido realizada ex profesa para el lugar.