El Festival Internacional de Cine de Berlín arrancó esta semana con una nueva película del director francés François Ozon, Peter von Kant, la primera de 18 filmes que competirán por el premio Oso de Oro del evento, con un formato reducido para así reducir los riesgos de infección de la pandemia.
Un jurado internacional de siete miembros encabezado por el cineasta estadounidense M. Night Shyamalan planea anunciar a los ganadores de ese y otros premios el miércoles 16 de febrero.
El primero de los principales festivales de cine europeos del año tuvo lugar por última vez en su formato habitual en 2020, justo antes de que llegara la pandemia. El año pasado, la Berlinale se pospuso y luego se dividió en dos sesiones debido a la pandemia.
Este año, la dirección del festival tiene como objetivo dar un paso atrás hacia la normalidad, aunque la variante omicron sigue elevando las tasas de infección por coronavirus a nuevos récords diarios en Alemania, y siguen vigentes numerosas restricciones.
No obstante, la organización del evento asegura que ha desarrollado un formato muy reducido en consulta con las autoridades sanitarias de Berlín. Esto lo confirmó la directora ejecutiva del festival, Mariette Rissenbeek. El negocio principal del festival, de acuerdo a la misma Rissenbeek, se ha reducido a siete días, con cuatro días al final reservados para proyecciones públicas repetidas.
Además de esto, los cines solo estarán llenos a la mitad y los cinéfilos deberán mostrar un comprobante de vacunación o recuperación reciente, así como una vacuna de refuerzo o una prueba negativa. Además, tendrán que acudir a las proyecciones con mascarillas.
El portavoz del gobierno alemán, Wolfgang Buechner, dijo la semana pasada que la celebración del festival a pesar de la pandemia es "un paso valiente" y una señal para el sector cultural de que "no dejaremos que el coronavirus nos deprima".
"La celebración de la Berlinale es una señal positiva", dijo Dunja Bialas, portavoz de la junta directiva de la Asociación de Críticos de Cine Alemanes. Sin embargo, agregó, el festival de este año será una especie de prueba de estrés para todos los involucrados: "El proceso está bajo una gran presión: ¿Todos entrarán, las medidas surtirán efecto, todo irá bien?"
Los miembros de la asociación tienen varios puntos de vista sobre el tema de si debe ser un evento en persona o no, "pero abogamos por darle una oportunidad", dijo Bialas. "Después de todo, hacer reportajes no se trata solo de ver películas, también es importante sentir la atmósfera y el carácter del festival. Eso es lo que la convierte en la Berlinale", agregó.