El universo iconográfico del artista belga Paul Delvaux destaca por contar con una impresionante unidad estilística y un extraño y enigmático ambiente.
Delvaux fue uno de los principales representantes del surrealismo en Bélgica. Procedente de una familia de abogados, tuvo que convencer a su padre para que le permitiera asistir a la Académie Royale des Beaux-Arts de Bruselas.
Allí, tras dedicarse por un breve periodo a la arquitectura, decidió estudiar pintura decorativa, graduándose de esta en 1924.
En las primeras obras de Paul Delvaux estuvo presente la influencia de expresionistas flamencos, como Constant Permeke y Gustave de Smet, que constituían la vanguardia belga de dicho momento.
El contacto con el expresionismo haría que desde entonces el artista mostrara un extraordinario interés por la representación del ser humano, en su caso, centrado especialmente en la figura de la mujer, algo que se mantuvo como una constante a lo largo de su obra.
Fue a mediados de la década de 1930 que Delvaux descubrió el surrealismo a través de la obra de René Magritte y la pintura metafísica de Giorgio de Chirico.
En ese momento el artista sintió la libertad de transgredir la lógica racional a la que hasta entonces se había sentido ligado.
Paul Delvaux definitivamente no fue un miembro ortodoxo del grupo, per participó en la Exposition Internationale du Surréalisme organizada por André Breton y Paul Éluard en París en 1938 y en las muestras que siguieron en Amsterdam y México.
El realismo de las obras de Delvaux traslada a un mundo onírico, con seres tan aislados y ensimismados, que parecen sonámbulos.
La mayoría de los ojos de sus personajes no comunican nada, tanto que parecen mirarse a sí mismas y por lo tanto son situados, en su mayoría, en escenarios nocturnos.
Su obra pictórica tardía, como los grabados que llevó a cabo al final de su vida, continuaron en la misma línea con la que había comenzado su trabajo en la década de los 30.
Tras numerosas exposiciones y reconocimientos en Bélgica y en el extranjero, en 1982 fue abierto al público el Musée Paul Delvaux en Saint-Idesbald.
El 20 de julio de 1994 en Veurne, Bélgica, falleció Paul Delvaux, quien es considerado como uno de los artistas belgas más reconocidos de todos los tiempos.