Las imágenes de la fotógrafa lituana Aleksandra Kingo son coloridas, divertidas, sarcásticas y kitsch.
El arte pop y el diseño de principios de la década de los 70, así como las historias cotidianas y la cultura popular contemporánea, son sus principales fuentes de inspiración.
Kingo, que vive actualmente en Londres, ha tomado como referencia el trabajo de Guy Bourdin, fotógrafo proveniente del ámbito de la pintura, donde desarrolló este fuerte sentido del color que posteriormente trasladaría a su trabajo fotográfico.
El espectador puede llegar a pensar que las fotografías de Aleksandra Kingo son pinturas debido a los saturados colores que suele emplear y a las complejas composiciones que presenta.
La obra de Kingo es magnética y al mismo tiempo transgresora debido a que sutilmente coquetea con las sexualidad y el deseo a través de recurrentes imágenes en las que presenta labiales rojos, plátanos o sensuales platillos plasmados en vibrantes colores.
Con su peculiar estilo, Aleksandra Kingo realza lo grotesco y absurdo de una elegante, pero muy irónica forma.